Prologo

31.5K 1.2K 209
                                    

Tengo la mala costumbre de recordar los momentos más comunes y no borrarlos.

Y sobre todo suelo dejar todo al último, y mi timidez absoluta no ayuda nada.   

Una prueba de mi memoria es ese día, grabado en mi mente, la primera vez que lo vi...él estaba en una cancha teniendo un pequeño partido amistoso con sus amigos. 

Yo intentaba anotar en la cancha de al lado, había olvidado mis lentes y tenía resaca, me veía y sentía terrible. Mis amigas murmuraban un poco resignadas a no anotar una canasta más. 

  —Ve y dile—se acercó una chica rubia—¡Rápido!—empujó a un chico alto, apenas y veo su silueta.

—¿Quieren jugar con nosotros?—su voz algo tímida y amable.

Aceptamos. Intenté verlo bien, imposible, estoy ciega sin mis anteojos.

—Yo no puedo—tallé mis ojos ardiendo—no veo nada.

Me quedé en una orilla de la cancha, recargada en mi mochila intentando ver algo con claridad. El chico, se reconoce fácil por esa chamarra anaranjada brillante. Sabe jugar, no para de anotar y robar la jugada como de lugar.

  —Ese tipo era guapo—ultima hora en la escuela, jugamos en la pequeña cancha y no en el parque—le doy un nueve.

  —¿Qué tipo?—enfoque mis ojos en la canasta, anoté—¿Hablan del basquetbolista?

   —¿No que no veías?—se burló mi amigo, se quitó los lentes para hacerlo equitativo

**********************

Segundo semestre, nuevos compañeros, otros profesores. 

No tardé mucho en verlo y saber su nombre, a simple vista parecía un narciso imposible, pero luego descubrí que no era para nada así.

¿Puedo llegar a gustarle algún día?   

Ni lo sueñes, Hazel.  

26 Días para enamorarlo  -EDITANDO-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora