INTENTANDO SER NORMAL

CAPÍTULO 1

PDV DE SEREZADE

Me quede mirando la extraña figura que caminaba por las callejuelas de Seattel, mis hermanas miraron con desconfianza hacia ese callejón de oscuras calles donde se solían poner la mayoría de los drogadictos y borrachos que se ponían a beber sin ton ni son. Mi hermana Bella con su pelo rubio y sus ojos de color azul que miraba a esa calle con cierta curiosidad.

-¿Vamos por este callejón?-preguntó mi hermana Bella con un brillo de alegría.

Mi hermana la mediana llamada Hanna miraba asustada hacía la oscuridad, se recogió el pelo castaño en una cola y sus ojos color marrones miraba a las paredes pintadas con pintura del chino.

Sin pensarlo dos veces corrimos calle abajo persiguiendo a la sombra que no paraba de escandalizar a las personas que pedían dinero. Note como alguien clavaba su mirada hacia mi, me gire y vi a la sombra abalanzarse hacía mi. No podía moverme estaba inmovilizada, mis hermanas sin pensarlo intentaron sacarme del agarre de aquel individuo. El hombre solo se reía como un poseso. Le di una patada en sus partes mas bajas con todas mis fuerzas. Mi hermana Hanna lo dejo inconsciente gracias a una piedra que había cogido del suelo. Bella le puso las esposas y llamo a la agencia. A los pocos minutos aparecieron dos helicópteros y un coche policía. 

-¡CASI OS MATA!-bramo el jefe enfadado, nosotras le miramos sorprendidas aquel intento de persona.

-¡PERDONA QUE TE DIGA, PERO GRACIAS A NOSOTRAS HEMOS DETENIDO AL PUTO ASESINO, ASÍ QUE YO DE TI ME ACHANTABA LA BOCA!-dije furiosa, el jefe no dijo ni media palabra y se fue de nuestra vista.

-Imbécil-dijo Bella poniendo los brazos en jarra.

-Retrasado.

-Puto-conteste pasando mi mano por mi cara.

Subimos en mi coche y nos fuimos a nuestra casa que estaba en el centro de la ciudad a unas manzanas de una gran empresa que no se conoce al jefe de todo aquello. Bueno se que os estaréis preguntando quien somos y porque estamos contando nuestra historia.  Me llamo Serezade, tengo 22 años. Trabajo como espía en la CÍA como coordinadora, cosa que no me gusta. Mis hermanas se llama Hanna y Bella, dos chicas un poco locas. Hanna tiene 21 años, su pelo es de color marrón, sus ojos son de color miel, es alta, trabaja conmigo en la misma agencia. Y la más pequeña de las tres se llama Bella, tiene los ojos azules, tez blanca, al igual que nosotras trabaja de espía. Pero la verdad es que no se nos da muy bien. A los dieciocho años me fui de mi casa y me lleve a mis hermanas conmigo ya que no las quería dejar solas. Cuando llegamos a nuestra casa, deje las llaves, las tres nos dejamos caer al sofá.

-Necesito vacaciones-dijo Bella suspirando, Hanna solo bufo.

-Yo necesito jubilarme-dijo Hanna.

-Yo necesito chocolate, tantas emociones me han bajado el azúcar-dije levantándome.

Abrí el frigorífico y me di cuenta que estaba vació.

-¡COMO ALGUIEN NO COMPRE COMIDA MATO A ALGUIEN!-dije indignada, mi hermana Hanna suspiro.

-Voy yo, así me despejo-dijo levantándose del sofá-Iré contigo-añadió Bella.

Sonreí triunfante. Me tumbe en el sofá y me puse a ver la tele. A las pocas horas aparecieron mis hermanas con tres bolsas llenas de comida. Salte del sofá y me dirigí hacía las bolsas que parecía que me llamaban a gritos.

-¡COMIDAAAAA!-dije alargando la palabra, mi hermana Bella se fue a la ducha.

Me empece a comer el chocolate que tanto quería. Cuando mi hermana salio del baño me miro indignada.

-¡No me has dejado chocolate!-dijo fingiendo estar sorprendida, le saque el dedo medio.

Mi hermana rodó los ojos y abrió el frigorífico y saco un cartón de leche, se lo llevo a los labios y empezó a beber.

-¡Marrana, coge un vaso que para eso están!-dijo Hanna negando con la cabeza.

Yo miraba divertida la situación, me empece a reír a carcajadas, provocando que me cayera en el suelo y me empece a retorcer como la niña del exorcista.

-Bueno, yo ya e acabado de comer, pues me iré a dormir-dije sonriendo les triunfantes.

Me puse mi pijama y me metí en mi cama. Me quede mirando fijamente al techo, como si algo malo iba a pasar, pero sabía que era locuras mías. Cerré los ojos y me sumí en un profundo sueño. Note como alguien me observaba, me quede unos segundos sin moverme. Como un acto reflejo cogí mi zapatilla y se la lance al que estaba en mi cuarto. Este lo esquivo como si nada, encendí la luz y pude ver a Hanna y a Bella sonriendo triunfante sujetando la zapatilla que le había tirado.

-¡¿QUÉ QUERÉIS?!-pregunté poniendo me la bata, ellas rodaron los ojos.

-El jefe nos quiere con urgencia en el cuartel-dijo de mala gana Bella. Yo suspire.

Me puse mis pantuflas de perro. Cogí mis llaves y les hice una señal a mis hermanas para que salieran de la casa.

-¿Vas a ir así?-preguntó extrañada Hanna, asentí con la cabeza.

Se encogieron de hombros y nos dirigimos al cuartel, el cual estaba a unas cuantas horas de la ciudad. Cuando llegamos salimos del coche y me abroche la bata, mis hermanas bufaron ante la vergüenza que estaban pasando. Cuando nos adentramos en el cuartel las personas que trabajaban me miraron extrañadas.

-¡¿QUÉ MIRÁIS TANTO?! ¡ME DIO PEREZA PONERME EL UNIFORME!-dije gritando, todos los presentes bajaron la vista hacía el suelo.

Les guiñe un ojo a mis hermanas las cuales se estaban tapando con la mano. Nos fuimos al despacho del jefe. Abrimos la puertas de aquel despacho y saludamos a nuestro jefe. El suspiro.

-Enserio Serezade...¿En pijama?-pregunto pasándose la mano por la cara-Lo próximo que sera...¿Una bolsa de basura?-añadió indignado, le sonreí.

-No, pero eso esta en mis lista de "Cosas que le molesta al jefe"-dije guiñándole un ojo, mis hermanas me dieron un codazo.

-¿Cual es la misión?-preguntó Bella emocionada.

-Una muy peligrosa-respondí sentando se en la silla.

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CONTINURA....