El origen del error.

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Otra vez Ron lo había arruinado todo, Hermione sentía como cada parte de ella se destruía mientras observaba al chico que amaba besarse con Lavender. Harry había intentado animarla, pero había sido imposible hasta para Ginny. No era historia nueva que la castaña llorara a causa del pelirrojo, tampoco era desconocido para muchos que la leona guardaba fuertes sentimientos por su amigo. Ronald, sin embargo, parecía ser la única persona en no darse cuenta y Hermione estaba cansada de ello y ahora estaba herida. No quería ver a Ron, mucho menos hablar con él.

En su arrebato de ira y dolor había salido corriendo por los enormes pasillos sin ninguna dirección. Las lágrimas le surcaban el rostro y las piernas le dolían por el esfuerzo pero siguió corriendo hasta que al doblar una esquina tropezó con alguien y ambos cayeron al piso. Hermione se aclaró la vista y vio a Draco Malfoy debajo de ella, maldijo por lo bajo y se levantó de inmediato. Una punzada de dolor le llegó en cuanto se levantó y notó un raspón en su pierna izquierda.

El rubio parecía confundido pero se levantó lo más rápido que pudo y observó que se había lastimado el brazo. Miró a Hermione y su rostro lleno de lágrimas y entonces recordó el rumor que había escuchado sobre la comadreja, no tardó en darse cuenta de que lo que se murmuraba en los pasillos era verdad.

-¡Oye Granger! Deberías de tener más cuidado.- dijo en su tono altanero el rubio.

Hermione no respondió nada simplemente se dispuso a salir corriendo nuevamente no le apetecía pelear con el Slytherin por el momento. Draco adivinó sus intenciones y le molestó que la chica lo ignorara por lo que una vez la leona emprendiera la marcha, él salió corriendo tras ella.

No tardó en alcanzarla y la empujó con brusquedad hacia una de las paredes. Ambos se golpearon nuevamente, pero Draco había logrado arrinconar a la castaña contra la pared. Ahora tenía toda su atención y podía ver la ira contenida en los ojos de la Gryffindor, sin embargo, él sabía que toda esa ira no estaba reservada para él.

-¡Suéltame Malfoy!- gruñó Hermione con la voz rota por la rabia.

-Eres bastante peligrosa corriendo por ahí de esa forma. Además nadie me deja con la palabra en la boca Granger- dijo con rudeza Draco apretando aún más las muñecas de la chica contra la pared.

-He dicho que me sueltes...- ahora la voz de Hermione era apenas un susurro.

-¿Quién te crees Granger?- dijo el rubio altaneramente- discúlpate y te dejaré ir.

-No lo haré- la voz de la castaña era tajante y Draco se sintió ligeramente intimidado.

-Mira Granger tus problemas con Weasley me han perjudicado así que todo será más fácil si cooperas- Draco la aprisionó aún más fuerte.

Hermione empujó súbitamente a Draco haciendo que ambos cayeran al piso. El rubio sin embargo se recompuso de inmediato y de un movimiento se puso de pie. Hermione hizo lo mismo pero supo que la situación se le estaba saliendo de las manos, Malfoy no la dejaría ir tan fácilmente por lo que su mejor opción era pegarse a la pared y esperar que la serpiente cometiera un error que le permitiera huir.

Se miraron con ira por unos segundos y antes de que la Gryffindor se diera cuenta, el Slytherin se abalanzó sobre ella y la aprisionó contra el muro. Ella se resistió y desafío la enojada mirada de Draco sabiendo que aquello lo enloquecía. Después de todo ella ya no era una niña y ya no se dejaba intimidar por nadie. Draco la miró con fiereza y entonces hizo algo que la leona no había previsto.

Cuando los labios del rubio se posaron sobre los suyos lo primero que sintió fue incredulidad. Draco en cambio comenzó a besarla con urgencia y violencia. Hermione se sorprendió respondiendo con la misma rudeza, Draco soltó sus muñecas y aferró sus brazos a las caderas de Hermione con fuerza. La leona enredó automáticamente sus manos en los largos cabellos de la serpiente y dejó que sus bocas se devoraran. Pronto el oxígeno les faltó y separaron sus labios por unos segundos, el deseo y la lujuria habían tomado el lugar de la ira en sus ojos. Draco volvió a besar a Hermione pero de manera más profunda y prolongada. El rubio la pegó más al muro y le levantó las piernas, ella en cambio enredó sus piernas en las caderas de la serpiente. Algo similar a un gemido abandonó la boca de la castaña cuando Draco apoyó todo el peso de su cuerpo sobre ella.

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⏰ Última actualización: May 11, 2016 ⏰

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