Capítulo 04.

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Ambos primos caminaban por el pasillo del tercer piso. Había una bonita decoración en las paredes, algo que le hizo recordar a ese programa de televisión que le gusta ver a su hermana: The Royals, si mal no recuerda. Una vez llegó a ver un capítulo de esa serie y de pronto se vio entusiasmado por encontrar una pared falsa que lo pudiera conducir a un pasadizo secreto.
Quizá esa serie era demasiado ficticia.
O tal vez Harry en verdad creía que ese tipo de cosas existen.

Al acercarse al final del pasillo, comenzaron a escucharse varios disparos. Harry no se sobresaltó, pues reconocía el sonido de un videojuego cuando lo escuchaba. En Holmes tenía un mejor amigo; Niall, y él era un fanático sin remedio de los videojuegos. Harry prefería estar recostado en su cama, jugando con su celular o leyendo un libro mientras escuchaba música, pero desde que Niall y él se convirtieron en inseparables había tenido que sumergirse en el mundo de lo virtual.

Oh, eso le recordó que debía hablar con Niall más tarde, después de todo el saludo y las presentaciones formales con ese tal Liam.

Al acercarse a la puerta de donde provenía el ruido Zayn dio un par de golpes a esta, y unos segundos más tarde un hombre alto y flaco como un mondadientes saludó al moreno.

—Joven Zayn —al igual que Martha, el señor saludó con un tono de alivio en su voz y Harry casi pudo jurar que en su rostro se desvanecieron un par de arrugas—. Un placer verlo —después, el anciano de mirada azul enfocó su atención en el rizado por un segundo, luego se hizo a un lado—. Por favor, entren.

Quizá fue porque Zayn había vuelto a poner su mano alrededor de su cintura -lo cual de verdad le había hecho erizar el brazo izquierdo-, o tal vez era la simple lógica de que venía junto con Zayn, pero se sintió apenado al entrar sin ser un conocido.

La habitación era grande. Había una king-size al costado derecho y junto a esta un mini bar; del lado izquierdo había una pantalla de dimensiones ridículamente grandes, y allí, sentado en medio de una fila de sillones de cuero, se hallaba un chico castaño. En la pantalla se reproducían unos increíbles gráficos de... Bueno, ese videojuego no lo conocía.

—¡Bastardo! —gritó Zayn, pegado al costado derecho del castaño, provocando una risa en Harry.

Los ruidos de disparos cesaron y en menos de lo que canta un gallo había un enorme chico corriendo hacia Zayn. Harry apenas y tuvo tiempo de hacerse a un lado para evitar ser arrollado también por esa enorme masa de músculos.

—¡Grandísimo imbécil! —exclamó una voz grave y congestionada.

Zayn terminó en el suelo, con un chico de espalda muy ancha revolviendo su cabello y dándole un par de amistosas bofetadas. El moreno reía y se sacudía bajo el cuerpo del más grande mientras se dejaba hacer y colocaba sus manos en las caderas del castaño.

«Vale, ya fue suficiente».

Con un escandaloso aclaramiento de garganta por parte del rizado, el muchacho inmenso detuvo su ataque hacia Zayn y se puso de pie, mirando hacia el más pequeño. Harry se cruzó de brazos y, por la mierda que intentó no levantar una de sus cejas, pero fracasó olímpicamente y ahora tenía el aspecto de un novio celoso.

Se miraron por unos segundos, el color marrón chocando con el verde. El desconocido parecía confundido, como si tratara de descifrar quién era Harry. Claro que no pasó mucho tiempo antes de que Zayn hablara, aún desde la comodidad del suelo.

—Liam, te presento a Harry; Harry, él es Liam.

—Su mejor amigo —añadió Liam, orgulloso, extendiendo su mano hacia Harry. El rizado aceptó estrechar su mano brevemente y se tragó su disgusto a como pudo.

A tu ritmo || Zarry StylikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora