En la amplia Dimensión Mágica, específicamente en el Reino de Lupay, se encontraba un inexperto brujo, haciendo una de las suyas...
-Oye nena, pero cálmate no muerdo, a menos que quieras- el apuesto Gladius intentaba conquistar a una chica de su clase, pero esta lo ignoraba mientras disimuladamente le contestaba; estaban en clases, cualquier ruido (aunque fuese muy insignificante) conllevaba un regaño y hasta una posible tarde en detension .
-Maldito estúpido ¿eres sordo? ¡tengo novio!- Dijo mientras daba pequeños golpesitos con su lapicera; pero el joven brujo pareció ignorarla.
-Haciéndote la difícil, así me gustan- y intentó poner su mano en la pierna izquierda de la joven, pero esta bien sabe defenderse. Le lanzó una bofetada -¿Con que agresiva?, eres una rabiosa- la chica perdió la paciencia se paró y salió del salón.
Todos miraban la escena confundidos. El maestro de pocimas antiguas; dejo de explicar la clase; cerro el libro y se encamino al estrado del joven:
-Joven Gladius, ¿que hizo?- el maestro de barba blanca, le reclamaba al joven aprendiz.
-Nada maestro, simplemente hablaba con ella- pero se puso tenso al ver que la chica salió del salón.
-Creo que sabemos que esa no era la razon.-Expreso el viejo maestro, Gladius blanqueo sus ojos.
-No se preocupe Prof. Morris, son problemas que luego solucionare.-Dijo el chico mientras le daba una sonrisa fingida.
A los pocos minutos, la chica regresó, con el director de la escuela al lado.
-Gladius, a mi oficina en este momento-
-No, director le juro que ella exageró- pero el director lo haló del brazo sacándolo de su silla.
-Gladius no reuses, a mi oficina ahora.- Pronuncio mientras lo señalaba con su dedo acusador.
-Y si no quiero?-Dijo mientras se cruzaba de brazos. El director solo se limito a sonreir.
-Creo que no prefieres pasarte todo el fin de semana limpiando los campos donde entrenan a los dragones.
"Habia dado justo al clavo".
...
Caminaron unos minutos por los inmensos pasillos, los alumnos presentes se reían de la escena, claro tambien la chica miraba de reojo a Gladius mientras se burlaba; el pobre Gladius se sonrojaba. Al fin llegaron a la oficina, entraron de inmediato. Gladius se sentó en un asiento en frente del escritorio, el director lo miró de mala forma.
-Si sigues así tendré que expulsarte- su tono de voz era serio. El joven se asustó.
-No, rey Navuko, por favor no- se preguntaran ¿porque le dijo rey? pues el director de la escuela, era el rey del Reino Lupay.
-Gladius me tienes harto, siempre una queja- hablaba de forma cruel y mala, pero el joven de verdad era un dolor de cabeza.
-Siempre es lo mismo; todos los dias tienes una maldita pelea, o causaste una travesura... Sabes cuantas quejas llegan a mi oficina de chicas que no te soportan. Accedi a ternerte en esta academia con el fin de que perfeccionaras tus poderes, y que recibo como pago?..-El joven iba a hablar pero fue interrumpido por el rey.-Daños, quejas, problemas, rebeliones... Sabes si no cambias tendras que prepararte para la academia militar magica.
El joven aprendiz agachó la cabeza en forma de vergüenza, no era un buen brujo como su padre. Su padre fue uno de los mejores brujos de la academia, pero el no seguía sus pasos exactamente. El rey Navuko seguía regañándolo por su falta de respeto, pero Gladius lo ignoraba, estaba perdido en sus pensamientos.
-Espero que sea la última vez, puedes retirarte- estas últimas palabras el joven si las oyó. Se levantó de su asiento, y abrió la puerta de le oficina, saliendo de la misma.
Divagó por los pasillos, pensando en su vida, en su miserable vida. A pesar de ser muy apuesto y galán, ninguna chica le hacía caso, debido a su actitud, la cual era algo... diferente por así decirlo. Siempre lo ofendían con cosas como: estúpido, idiota, anormal y muchos insultos mas. Quizás tenía que matarse y acabar con todo de una vez, pero de seguro también le saldría mal, como todo en la vida. Nunca sería el gran brujo que fue su padre, ni cerca de eso. Sentia que era la verguenza de su familia; el joven provenia de una amplia familia de magos blancos con poderes muy poderosos, podian controlar todos los poderes y hasta magias que muchos magos sabios desconocian; su misma hermana Hemanty era la mejor de la academia.
Al llegar a su habitacion de lanzo en la cama; queria meditar sobre su vida pero el sueño lo vencio.
...
El rey Navuko, se encerró en su oficina, sentándose en su escritorio. Era una oficina muy elegante, a este hombre le gusta lo bueno. Abrió una de sus gavetas, sacando una foto de un cristal.
-¿Donde estarás?- habló mirando la foto -No debes estar lejos- su mente se hundió en los posibles reinos en los cuales podría estar aquel cristal, o hasta en los planetas. No podía imaginar en cual de todos estaría.
Se movia intranquilo por la amplia sala mientras miraba con dedicación aquella foto del preciado objeto. Volvio su vista hasta su biblioteca buscando entre los pesados libros bañados en escarlata la unica forma de encontrar el cristal. Anteriormente habia pensado estrategias para encontrar el cristal... habia pensado en muchisimos reinos poderosos.
Habia buscado a esa joven ideal que era portadora del cristal, debia de ser poderosa; pero no la encontro. Hasta llego a pensar que el cristal estaba contenido en el delicado cuerpo de Hemanty... pero aquella chica nunca mostro señales de ser la portadora.
Reeleyo el libro y los pasajes... pero no encontro nada... Alguien toco la puerta.
Quien seria?...
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Cristale
Science Fiction-Una galaxia mágica. -Nueve planetas. -En algunos de ellos habita la portadora de un cristal con poder mágico y desconocido. -Un rey malvado en busca de aquel cristal mágico. - Gladius es enviado a La Tierra como castigo a todas sus travesuras a bus...