¡Toc, Toc, Toc!

Siempre habia sido muy escéptico, en serio odiaba la religión y en general todo lo relacionado con esta. Tampoco creia en fantasmas o en mounstros. Además era una persona difícil de asustar, pero...
Todo empezó un martes, estaba tan tranquilo durmiedo, al día siguiente me tocaba colegio (algo que odiaba) y sabia que iba a ser un dia atareado. Entonces en pleno sueño algo me despertó, alguien tocaba a la puerta. *Toc... Toc.... TOC!*
Cada golpe mas fuerte que el anterior.
-¡Mierda!-pensé- seguro es mi hermano que viene borracho a hacer problemas. Lo mejor es que pase y vuelva a dormir.
Y así lo hice, pero esto se volvió a repetir al día siguiente, y al otro, y al otro. No le tome importancia a eso.
Llego la primavera, y como mi cuarto tiene ventana, la suelo abrir por estas fechas. Me voy a dormir y esta vez no son golpes, esta vez son rasguños. Me asomo a la ventana, la curiosidad me puede, y obvio, no hay nadie fuera de la casa. Esto se repetia, dormia tan tarde, tenia ojeras y la tez cada vez más pálida. Se lo expliqué a mi mamá y ella me dijo que también escuchaba esos ruidos pero pensaba que era yo el que los hacia. Pasó el tiempo y ya me habia acostumbrado a los ruidos. Habian parado una temporada pero volvieron. Armado de valor y quizás también estaba harto, me levanté mientras tocaban y abrí la puerta y empece a gritar:
-QUE QUIEREEEES, DEJAME EN PAZ ESTOY HARTO DE TUS RUIDOS
Senti miedo, mucho miedo y a su vez frío, ese frío que sientes cuando estas al borde de morir.
Díaa van, días vienen, los ruidos cesaron pero notaba la casa mas pesada, más lógobre. No tome mucha importancia a eso.