Era un viernes por la mañana, Sasuke se encontraba profundamente dormido abrazando a Hinata y a Himawari.
Hyuga Hinata comenzó a removerse en el cama debido a que los rayos del sol que se colaban por la ventana la habían despertado, trataba de levantarse pero sentía un peso además del suyo, para saber la razón comenzo a abrir lentamente sus párpados, volteo la cabeza y pudo ver al Uchiha profundamente dormido alado de ella, la sangre comenzó a hervirle por lo que le había hecho la noche anterior a Himawari, y lo avento de la cama, provocando que el Uchiha se despertara enojado y confundido en el suelo con un golpe en la cabeza, el Uchiha fruncio el ceño y su mirada se centro en la Hyuga.
-¿Qué te pasa? -pregunto molesto-
-¿¡Tú qué hacías abranzome!? -le reclamo molesta-
-Esta es mi habitación, y está es mi cama, por lo tanto me dormí aquí -respondió molesto-
-Pudiste dormir en la sala -volvió a gritarle-
-¿Por qué? Sí mal no recuerdo tú no me quieres cerca, ¿por qué ser considerado? -pregunto sarcastico-
-¡Eres un maldito egoísta! -volvió a gritarle, provocando que Himawari comenzará a removerse a causa de los gritos de sus padres-
La Hyuga puso su atención en su hija y se levantó de la cama.
-Hablemos afuera, Himawari se podría despertar y la espantaremos -dijo resignada-
El Uchiha sólo asintió y fue con la Hyuga a la sala, ambos se sentaron en el sillón.
-¿Tanto te molestó que te abrazara? -le pregunto el Uchiha-
-Sasuke, tú y yo ya no estamos para esto, tú tienes un hijo con Sakura, no puedes dejar a ese niño sin padre
-Hinata, regresé aquí por mi hija, y por ti -confesó con desgane-
La Hyuga no respondió nada, sólo se limitó a ver aquellos ojos, aquellos ojos que años atrás la habían conquistado, que la habían hecho muy feliz, pero también muy infeliz, por más que quería no podía odiarlo, por lo menos no completamente, y eso la enfadaba.
-Iré a preparar el desayuno, Himawari despertara en unos minutos, deberías ir con ella -comento en un delicado susurro-
-Hinata, te he extrañado como no tienes idea, si fuera por mí ya te estaría estrechando entre mis brazos, pero tú no lo quieres así, pero haré hasta lo imposible por volverte a conquistar -dijo dándose la media vuelta-
El Uchiha se marchó al igual que ella.
-Sí no te hubieses convertido en aquel mounstro yo no habría buscado a Itachi, pudimos ser tan felices -se confesó así misma-
Comenzó a preparar hot-cakes, eran de avena con plátano, al terminar busco en el refrigerador y encontró un pequeño tarro de mermelada, estaba caducado, rodó los ojos y lo tiro a la basura, encontró duraznos frescos y preparó una mermelada natural, y un licuado de fresa, colocó las porciones de los tres y se paró en el marco de la puerta a esperarlos, minutos después venía Himawari con unas lágrimas en los ojos y Sasuke con la mirada gacha.
-Himawari, ¿te sucedio algo? -pregunto asustada-
-Mi papá es Itachi, ¡No este señor! -grito con lagrimas-
-Himawari, tienes que desayunar, después hablaremos contigo
-No quiero, okaza itai -fueron las únicas palabras de la pequeña-
-Te prometo que sí desayunas te explicaré las cosas -dijo tratando de contener las lágrimas que también se habían formado en los ojos de la Hyuga-
