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20 de junio del 2010

Comenzar el día con el pie izquierdo nunca estuvo entre mis planes, como tampoco estuvo pasar el fin de semana con dolor de cabeza insoportable gracias a Kristy.

Trato de buscar una buena excusa para que mi madre me permita faltar a la escuela y cuando me doy cuenta que no tengo una buena, suspiro y busco mi uniforme. Siento que todo me da vueltas mientras camino hacia el baño.

Si pudiera pedir un deseo ahorita mismo seria; poder dormir y no dejarme llevar siempre por lo que Kristy dice. Maldito Liam, él tenía la culpa de mi estado. Si no hubiera faltado a la escuela el viernes y no se hubiera ido de campamento con sus primos mi mañana fuera la mejor.

Como no me queda de otra hago mis necesidades y me arreglo lo más rápido que puedo, apuesto mi mesada que mi madre en cualquier momento subirá a golpear la puerta de mi habitación como si la casa se estuviera quemando.

Cuando termino y estoy lista tomo mi bolso y bajo; mi madre ya estaba por subir y sonreí satisfactoriamente al saber que le había ganado.

- Pensé que tendría que despertarte otra vez, Brey - dijo, mientras me servía mi desayuno.

- A pesar de no tener ni una pisca de ganas de ir a la escuela me levante.

- Y eso me hace estar más que orgullosa de ti.

Sonreí y me sentí más feliz que nunca. A diario recibía halagos por ser una chica buena, pero siempre que mis padres me decían que estaban orgullosos de mí, no podía evitar que mi piel se enchinara y mis ojos se llenaran de agua.

Era una sensación que nunca dejaría escapar.

- Apúrate, se te hará tarde.

Asiento y como lo más rápido que puedo.

***

Me despido rápidamente de mi padre y bajo corriendo del auto. A pesar de haber tenido el tiempo suficiente para llegar a tiempo a la primera clase, mi madre se puso a contarme acerca del nuevo caso que mi padre está llevando y entre pláticas y más pláticas se me fue el tiempo.

- Tarde, otra vez, señorita, Evans - me reprende el profesor de Cálculo y quiero morirme en ese instante - Para mañana quiero todo su portafolio de evidencias y si no cumple no entra a mi clase lo que queda del semestre.

Asiento y camino hasta mi lugar compartido donde ya se encuentra mi mejor amiga, la cual quiere reírse por lo que me acaba de suceder.

Era mi primer día de primaria y estaba nerviosa, no sabía con qué tipo de personas trataría y por supuesto estaba asustada al enterarme que ya no era lo mismo que prescolar.

- Por favor no me dejes, prometo ya no correr dentro de la casa y no ensuciar mi cuarto - le rogué a mi madre cuando estaba a punto de entrar a mi salón correspondido - Seré una buena niña, mami. Pero por favor no me dejes.

- Cariño, no te pasara nada. Aquí harás nuevos amiguitos y aprenderás muchas cosas, no te estoy haciendo un mal al contrario esto es una nueva etapa en tu vida que poco a poco entenderás y te gustara, solo dale una oportunidad.

Gemí e hice un último intento de convencerla y al ver que no lograría convencerla deje que me guiara hasta el banco que ocuparía todo el año escolar.

Deje mi mochila de las princesas a un lado mío y admire a todos los niños del aula, la mayoría estaba llorando.

«Cobardes» murmure.

- Hola cariño, mi hija no quiere estar sola ¿se puede sentar contigo? - una señora me pregunto y fije mi vista en la niña de ojos cafés y cabello castaño. Asentí sin mucha importancia - ¿Cuál es tu nombre? - pregunta.

- Aubrey - contesto y mi madre me sonríe al ver que no soy grosera.

- Ella es Kristy y es algo tímida - presenta a su hija y quiero reírme al ver como su cara esta hinchada de tanto llorar - Toma asiento, cariño.

La tal Kristy o castaña -como le diere desde ahora- se sienta a mi lado y me mira de una forma desagradable. Las ganas de gritarle que no soy un bicho raro no hacen falta. Mi madre toca mi hombro levemente haciendo señal de que me calme y que no estará nada bien si hago lo que tengo en mente.

La madre de la castaña esta por decir algo cuando la maestra entra y pide con amabilidad que todos los padres de familia que se encuentran ahí se retiren. Es en ese momento; donde mis nervios salen a flor de piel y mis lágrimas quieren salir al igual que la de todos los niños que se encuentran ahí viendo como poco a poco sus padres se van.

Mi madre se retira no sin antes susurrarme «Te amo, bebé. Ten un buen día»

Tomo siento en mi lugar mientras río y Kristy me lanza una mirada interrogativa, le hago señas con la mano indicándole que luego le contare.

***

Caminado entre los pasillos junto a Kristy visualizo a Liam parado en su casillero; él era el mejor amigo que alguna chica pudiera tener y me sentía más que privilegiada de ser yo quien lo tuviera. Él era mío y no dejaba que ninguna otra chica -que no fuera Kristy, su mamá, o sus hermanas- se acercaran a él.

- ¡Hola! - lo salude con un gritito infantil, Kristy rodo los ojos y lo saludo igualmente.

- Si son mis dos chicas preferidas - dijo él riendo - ¿Cómo están, princesas?

- Bien - respondimos ambas.

Este era nuestro último año de secundaria y habíamos estado de acuerdo los tres que no dejaríamos que nada ni nadie no los arruinara.

- Aunque, estuviera perfectamente si alguien no me hubieran obligado a ir a una fiesta durante el fin de semana previo a una semana llena de exámenes.

Tiro la indirecta y sé que a Kristy le quedo más que claro que hablaba de ella.

- Y por el otro lado esta que alguien tampoco estuvo para hacerme raccionar antes de hacer una estupidez porque se fue de campamento dejándome con el demonio de las fiestas andante.

Liam sonríe y sabe perfectamente que esa segunda indirecta fue para él. También soy conocida por ser demasiado sarcástica. Si mi segundo nombre no fuera Leanna seria Aubrey Sarcástica Evans.

Again |z.m a.u|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora