Noticia

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Noticia

Corría llena de contento por las calles de la residencia. Había estado buscándolo un largo rato por los jardines de alrededor y como no lo encontré, me cansé y le pregunté a alguien si podía darme indicaciones de dónde encontrarlo. Tuve que preguntarle a mucha gente porque tampoco sabían dónde estaba, hasta que alguien me dijo del taller en el que se guardaban todos los utensilios de jardinería; quizás allí podía estar.

Estaba alejado de mi edificio, pero no mucho, por lo que me dirigí allí sin dudarlo un poco. Era un cuarto pequeño y todas las herramientas que había como las podadoras, las tijeras, palas y otras cosas, lo hacían verse mucho más pequeño. Allí, en el centro, el que parecía haber sido limpiado de otras cosas, estaba él trabajando con una podadora; parecía limpiarla.

—¿Qué haces aquí? —inquirió él sin dejar de trabajar en la máquina y con aire de fastidio—. En serio no deberías salir de tu casa sola, aun aquí. Además, no tengo tiempo para atenderte.

—Sólo quiero decir algo importante. Mis papás me dieron buenas noticias. ¿Sabes cuáles son?

—Seguro que no.

—Voy a tener un hermanito o hermanita —informé dando un saltito de alegría.

—Bien por ti —Él no compartió mi entusiasmo.

—Pero tardará en llegar. Sé que a mami tiene que crecerle la barriga, ¿sabías eso?

—Sí, lo sabía.

—Ah. ¿Y sabes cómo mi hermanito saldrá de allí?

—Terminaste de dar tu noticia, ¿no? —dijo con mal genio y yo asentí—. Bien, ahora largo. Estoy ocupado.

Fruncí la boca en un puchero de inconformidad, pero cuando en verdad no estaba de humor para hablar me ignoraba y no me gustaba que lo hiciera, por lo que supe que era mejor irme por ahora. Mañana regresaría a verlo y esperaba que estuviera de mejor humor.

El Jardinero y yo [II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora