Capítulo 1: Tokio

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Takeru Aoyama se había casado con el amor de su vida, una joven llamada Megumi Shirayama a la que había conocido años antes en la universidad de Tokio y poco habían tardado en formar la familia con la que siempre soñaron.

La primera en llegar a sus vidas fue una pequeña niña de ojos tan grandes y negros como la más oscura de las noches invernales, a la que decidieron llamar Meraki. Meraki significaba en griego "hacer algo con pasión, amor y creatividad". Takeru y Megumi estuvieron más que de acuerdo en que ningún otro nombre la describiría mejor.

Pasaron tres felices años hasta que llegó Hideki, en una cálida tarde de primavera. La familia se había mudado al centro de Tokio un par de meses antes por asuntos de trabajo de Takeru. Megumi estaba de ocho meses y comenzó a sentirse mal. Pocas horas después y apresuradamente nació Hideki.

Meraki y Hide se parecían físicamente. Ambos tenían los ojos grandes y negros. El cabello también era oscuro y la tez blanca como la nieve. Sin embargo y como pudieron observar más adelante sus padres, tenían personalidades totalmente diferentes.

Meraki era salvaje, arrolladora e independiente, le encantaba correr y jugar con los demás niños. Siempre parecía alegre y dispuesta a pasárselo bien. Tampoco le importaba mancharse de barro a diferencia de las demás niñas de su colegio y parecía no tenerle miedo a nada.

Por el contrario Hideki no se despegaba de las faldas de Megumi. Era un niño muy introvertido y callado para la edad que tenía. A diferencia de su hermana, él no solía relacionarse demasiado con el resto de niños y le encantaba pasar las tardes leyendo, sin que nadie le molestase.

A lo largo de los años Meraki se había metido en innumerables peleas por defender a su hermano, pues muchos niños en el colegio tendían a meterse con él aprovechándose de su aparente debilidad.

Si bien es cierto que Meraki y Hideki eran totalmente distintos se llevaban realmente bien, pocas veces discutían y aún cuando Hideki creció y comenzó a rechazar las muestras de afecto de su hermana, él la tenía como a una de sus personas favoritas en el mundo.

El verano en el que Meraki cumplió los diez años, la familia Aoyama pensó que sería buena idea salir de la ciudad y pasar las vacaciones en el pueblo de los abuelos paternos, Shirakawa-go.

A la niña no le hizo mucha gracia, todos sus amigos y amigas de clase se iban a quedar en la ciudad y ya había pensado pasar los calurosos días de verano viviendo aventuras con ellos. La noticia de irse durante un mes entero a un pueblo alejado de todo la repelía, como es natural, enormemente.

Pero Shirakawa-go era un lugar muy especial, muchas leyendas rondaban aquel pueblo rodeado de templos, bosques, naturaleza y vida. En ese entonces Meraki todavía no se podía imaginar lo importante que llegaría a ser aquel lugar para ella.

Llegado el momento, un caluroso 1 de Agosto salieron de Tokio de muy buena mañana. Cargaron el viejo Honda de maletas y provisiones para el viaje y pusieron rumbo a su destino.

 Cargaron el viejo Honda de maletas y provisiones para el viaje y pusieron rumbo a su destino

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⏰ Última actualización: Sep 13, 2016 ⏰

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