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 Su cabeza se encontraba reposada sobre el hombro de Sebastián cuando se despertó. Al levantarla, pudo notar que él ya estaba despierto.

Era temprano, nadie se había levantado de la cama aún.

- Disculpa -dijo ella señalando con su cabeza el hombro de su vecino.

Tardó unos segundos en darse cuenta porqué se estaba disculpando.

- No fue nada.

***

Los días de lluvia seguían y seguían. Habían pasado días desde aquella gran tormenta.

Ella estaba leyendo en su cuarto, sentada cerca de la ventana de su habitación. Las gotas de lluvia se encontraban estampadas sobre el vidrio, y a pesar del ruido que provocaba la lluvia, ella seguía concentrada en su lectura.

Leía sobre romance, le encantaba el romance. Cualquier historia, ya sea de acción, suspenso o drama, era mejor con un poco de romance. Le gustaba, mucho.

Iba por el principio de este nuevo libro, al rededor de la pagina numero 67.

Los golpes en su puerta la desconcentraron por completo.

-Puedo pasar? -se escuchó la voz de Sebastián tras la puerta.

Se sorprendió. Ella estaba prácticamente en pijamas, no esperaba a nadie. A pesar de eso, no se arregló.

-Sí -respondió, e inmediatamente él entró -Mi hermano no está en casa.

-Ya sabía.

Ella se quedó muda.

-La lluvia es hermosa -comentó mientras tomaba asiento en la cama-, pero me impide hacer muchas cosas. Sin embargo -hizo énfasis en lo que venía y sonrió abiertamente -, la tormenta de la otra noche fue hermosa, así que pensé que podríamos pasarla juntos a esta también.

Se quedó muda nuevamente. No era de hablar mucho, pero esta vez, no sabía qué responder.

-Está bien -respondió dudosa, parecía más bien una pregunta.

Se pasaron la tarde hablando, conociéndose. Hablaron de sus familias, de sus pasiones, de su futuro, rieron, se miraron.

La tarde pasó lenta para ellos.

La lluvia continuó días después y ellos siguieron reuniéndose. Allí comenzó todo, una hermosa amistad los esperaba.

"Perdida en las estrellas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora