Capitulo 8 - "El último mensaje de Siu"

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-¡Repliéguense! ¡Retirada!- repitió Edmund en tierra alzando su voz para ser escuchado entre los ruidosos choques de metales.

Los hombres comenzaron entonces a salir por el desecho portón de Anvard. Edmund no salió hasta que vio al último de sus soldados retirarse, pero sí hizo pasar mucho antes a sus hermanas que se alejaron junto con Tumnus Sinuhé y Lily a refugiarse en las colinas.

-¡Estúpidos! No los dejen escapar- trono una voz desde una de las torres y Edmund pudo ver a un hombre viejo con un turbante en la cabeza que debía ser Grossindell.

Los soldados de Grossindell le hicieron caso y fueron por sus caballos, para poder seguir a los narnianos que estaban escapando. Pero Jack bajo desde las alturas y volvió a proferir un rugido expulsando flamas que asustaron a los caballos tirando a sus jinetes.

-¡Atrápenlos!- grito furioso Grossindell que cruzo su mirada con Emily, que seguía montada sobre Jack en el cielo. Entonces el hombre cogió un arco de uno de sus soldados caídos, y disparo a Emily. Por suerte la flecha solo causo un pequeño rasguño en una de las muñecas de la niña.

En el cielo nocturno una sombra apareció, era Siu el águila, que había venido con un nuevo mensaje del Sumo Monarca, y para ayudar si podía a la batalla, pero el ave pronto se dio cuenta de que había terminado y que era hora de escapar, así que retrocedió en vuelo.

Fue cuando Grossindell tomo otra flecha decidido a derribar a Emily o quizás darle al dragón en un ojo, pero entonces el hombre vislumbro al águila y cambio de blanco.

Emily que había visto llegar al águila, siguió con la mirada las intenciones nuevas de Grossindell, y vio como la flecha del hombre atravesó el cuerpo de su amigo el águila, que cayó más allá entre los arboles de las colinas.

El hombre sonrió satisfecho pues sabía que había hecho suficiente daño derribando al águila, y Emily entonces perdió toda fuerza que le quedaba y ordeno a Jack alejarse de ahí para buscar el cuerpo del ave, que recogió de entre los arbustos aun con vida. Luego volaron más para alejarse de Anvard y cuando hubieron recorrido un buen tramo encontraron a pie en tierra a Edmund que dirigía a los hombres y criaturas hacia la dirección correcta donde iban a refugiarse esa noche.

El dragón aterrizo entonces por detrás de ellos, y Edmund se volvió para ver.

Emily lloraba amargamente, desmonto y cayó de rodillas en la hierba, en sus brazos yacía Siu con el plumaje ensangrentado, la niña ya le había quitado la flecha una vez que le hubo encontrado, pero la flecha había hecho el suficiente daño. Sinuhe y Lily se acercaron y no pudieron creer lo que veían, Lily hubiera querido decir algo para apaciguar el llanto de su amiga.

Jack se convirtió en humano y se arrodillo junto a Emily, y también lloro. Hasta Edmund sentía pena por el águila, puesto que había sido de gran ayuda y demostraba ser muy valerosa como todas las de su especie. Se acercó también un poco más para ver, y entonces se dio cuenta de que el pecho del águila subía y bajaba jadeante.

-¡Edmund!- sollozo Emily- ¡Ven rápido!

El rey corrió al llamado y escucho balbucear al Águila las siguientes palabras.

-Debe llevar a la princesa a Cair Paravel eso pidió el Sumo Monaraca.

El ave lo pronuncio poniendo todas sus fuerzas restantes para entregar su último mensaje, y luego de eso simplemente dejo de respirar y sus ojos penetrantes se cerraron.

Los soldados se quitaron los cascos y las criaturas bajaron la cabeza, incluso Susan y Lucy se pusieron a llorar. Lucy se sintió desdichada por no tener consigo su cordial, de haber sido así le hubiera salvado la vida al noble Siu.

La Doncella y El ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora