Confusión

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La historia comienza un Octubre del 2013. Por aquel entonces, con 16 años cumplidos, me encontraba en 4to año de secundaria.

Como en todo salón, hay diferentes tipos de alumnos: están los que se creen malotes, el nerd, el vago, el enano, el gordo y muchos más. Resulta que yo era el enano, chato, elfo, duende del salón.

Cierto día, a la hora de recreo, caminaba con los malotes de mis compañeros y da la casualidad de que pasamos por un salón de primer año. Como era de esperarse, mis compañeros comenzaron a compararme y a molestarme con los alumnos de aquel salón. Lo gracioso de esto fue que un par de chicas salieron de ese salón y mis compañeros tomaron una actitud muy madura: "Amiga, amiga, a  mi amigo le gustas". Qué madurez.

Me sonrojé y me incomodó mucho aquella actitud de mi compañero. Yo no quería saber nada de chicas ni nada de esas tontería. Sí, a pesar de todas las veces que preguntaba cuándo llegaría a enamorarme. ¿Qué podía esperar de mí? Era frío, con 16 años y a eso le sumamos lo tonto que era. Bueno, ya no era tan tonto. ¿Tú crees?

Una de las chicas se sonrojó y la otra, sonrió. Quiero decir que  cuando vi aquella sonrisa, sentí algo. Tal vez fue alivio, tal vez fue alegría, tal vez fueron gases. Pero sentí algo.

Describiré a las dos chicas y usaré sus nombres reales. La primera, aquella que se sonrojó, traía lentes y  de tez blanca, de mi tamaño y delgada. La segunda, aquella que mostró una sonrisa, unos lindos ojos y tez oscura (no tanto), también de mi tamaño y cachetona. Andrea y Ana Claudia, respectivamente.

Mis compañeros siguieron molestando durante una semana. Fue una total pesadilla y peor aún cuando se enteraron de que le gustaba a Andrea. Pobre de mí.

Ya ni podía andar en el recreo ya que los muy desgraciados me cargaban y me dejaban tirado en el salón de Andrea. Lo gracioso de todo esto fue que mis compañeros creyeron que Andrea era la morochita, Ana Claudia¿Y por qué pensaron esto? Porque Ana era más simpática que Andrea ¿Y por qué gracioso? Porque cuando les dije quién era quien, dejaron de molestarme. Sí, dejaron de perseguirme por todo el colegio. Pero ahí no acabó todo.

Un final sin finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora