"Hidden. " Shizaya One Shot (Yaoi Gore)

Te amo.

Frío. —Susurró él en un intento de no parecer asustado. —Está frío.
—¿El qué? —Sus ojos se clavaron en la mirada de aquel chico.
—Tu piel... está anormalmente fría.
—... —El chico de pelo negro sonrió y le puso una mano en el hombro levemente haciendo que éste se estremeciera, parecía como si esa mano le fuera a asesinar en cualquier momento.
—Verás... Shizuo... —El llamado subió la mirada rápidamente y le observó con espanto. La mirada de Izaya no reflejaba nada, absolutamente nada, parecía como si estuviera muerto. Movió los ojos hacia Shizuo sin pestañear y le agarró del mentón.

—¿Qué harías si te digo... que estoy muerto? —La respiración del rubio se cortó. Pareciera como si hubiera quedado en trance tras oír esas palabras que acababa de soltar Izaya sin ningún cuidado. Éste se acercó y le besó en los labios; un beso seco.

—Aunque no estoy muerto literalmente... mi alma está muerta. Estoy muerto por dentro. O estaba. —La sonrisa que tenía en la cara se borró en un instante. Miró para el suelo y soltó un chasquido con la lengua.
—Por tu culpa he vuelto a la horrible realidad que no veía. Un mundo lleno de desesperación, desilusiones, tristeza.. —Hizo una leve pausa.— y sentimientos. Los malditos sentimientos que había conseguido aguardar dentro de mí, los has agarrado a la fuerza y ahora están descontrolados. DEVUÉLVEMELOS. No era mi plan enamorarme de ti... ¿Sabes? JAJAJAJA —Izaya comenzó a reír como un loco mientras Shizuo le observaba espantado.
—¿E-...enamorado...?
—SÍ, ESO ES. —Contestó muy rápido mientras se separaba del rubio dando vueltas.
—Después de tanto pensar... ¿Cómo podría recuperar los sentimientos ocultos que me has robado a la fuerza y esconderlos en mí de nuevo? Ya tengo la solución... —Shizuo sintió un escalofrío. Tenía un mal presentimiento.
—Ven, acércate. —Esbozó una sonrisa tierna pero falsa y le hizo un signo con el dedo para que siguiera sus instrucciones.

—Izaya, yo...— No, no digas nada.— Frunció el ceño. —Sólo acércate.
Shizuo vio cómo sacaba su preciada navaja del bolsillo de su chaqueta y la movía de lado a lado mientras sonreía y le miraba.
—Vamos, Shizu-chan, sé un niño bueno y obedéceme... —Miró a todos lados de la habitación disimuladamente buscando un sitio para poder escapar, pero sólo había una mísera puerta que Izaya había cerrado con llave. {Puedo romperla con mi fuerza, pero ahora Izaya está descontrolado; nunca le había visto así. ¿Quién sabe lo que hará?} Pensó mientras se acercaba a él.
—Buen chico... ahora, muere. —Le clavó la navaja en el cuello sin darle tiempo a defenderse. Sonrió psicóticamente y empezó a reir muy fuerte mientras le apuñalaba una y otra vez, la sangre chapoteaba y caía al suelo con un ruido seco, si seguía así podía perder la poca cordura que le quedaba; hasta que se dio cuenta de que estaba llorando. Se secó las lágrimas y observó sus sangrientas manos llenas de sangre y de lágrimas suyas. {No paran.} {Pensé que eliminando al portador de mis emociones podría borrarlas, pero estaba equivocado. Ahora sí que están descontroladas. ¡¡PARAD DE SALIR!!}
—¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!!! —Gritó hasta casi quedarse sin voz. La desesperación se apoderaba de él. Sus piernas se doblaron solas y cayó al suelo sentado, observando el infinito.
—Qué... he hecho... —Susurró entre sollozos. Las lágrimas no paraban de salir. Shizuo se encontraba en el suelo, rodeado de su propia sangre. Era terrorífico y hermoso a la vez.
—Shizuo... —Caminó a cuatro patas hasta el cuerpo de su amado y lo observó con espanto.
—Despierta... yo no quería hacerte esto... Shizu...chan... —Lloraba mientras le acariciaba el cabello al cuerpo sin vida de Shizuo. En este momento comenzó a cuestionarse todo. ¿Realmente está muerto? ¿Era correcto hacer lo que hizo? ¿Qué habrá pensado Shizuo de él al apuñalarlo por primera vez? ¿Por qué se siente así? ¿Era posible tanta tristeza? ¿Se merecía seguir viviendo después de todo? ....
Rozó su mano con el cuello sangriento de Shizuo y observó la sangre; luego la lamió y se la esparció por toda la cara. De alguna manera le excitaba. Le excitaba la sangre de Shizuo. Restregó sus manos con toda la sangre y la lamía y jugaba con ella mientras no pensaba en nada. En nada. Había perdido por fin la cordura. El sabor de su sangre era exquisito, en estos momentos no se arrepentía de nada. Se río, besó a Shizuo en los labios lentamente dejándole la boca manchada de sangre y cogió la navaja.
—Shizuo, te amo. — Apretó con sus frágiles dedos la cuchilla, y se la clavó sin dudar en el mismo lugar donde antes yacían escondidos sus sentimientos. Observó por última vez al cuerpo de su amado y soltó un ultimo respiro. Su corazón dejó de latir después de decir sus últimas palabras, las más importantes palabras que debería haber dicho mucho antes, sus sentimientos. Sus verdaderos sentimientos, que quedaron flotando en el aire, a punto de desaparecer tan rápido como había desaparecido su alma.

FIN