La magia de un beso

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Fue tan repentino recibir una solicitud de amistad en Facebook. Era ella, era Ana Claudia ¿Cómo me encontró? Apenas sabía ni nombre. Al parecer era una "hacker". La acepté y comenzamos a hablar. Al parecer quería sacarme información para dársela a Andrea, ya que yo le gustaba a ella.

Mis compañeros ya no molestaban como antes lo cual me permitió ver a Ana Claudia en el recreo para conversar. No recuerdo de qué hablábamos pero recuerdo que no nos perdíamos ningún recreo.
Como era un fastidio llamarla Ana Claudia y muy común decirle Ana, a pedido de ella, la empecé a llamar por su segundo nombre.

Cierto día, Claudia me dijo algo que me dejó impactado. Resulta que Andrea, la chica a la cual le gustaba,  retó a Claudia a darme un beso. Yo no sabía que decir pero si ella le retó, debió ser por algo ¿no?

Lo gracioso fue que quería cumplir el reto en el colegio pero eso no iba a suceder. Muy aparte de estar en el colegio, fueron los prejuicios. Ella tenía 13 y yo 16. A mi parecer, tres años de diferencia no es gran cosa pero para otras personas, es una aberración, un escándalo.

Al final, quedamos en realizarlo fuera del colegio, por lo cual decidí llevarla a un parque para darle un toque de romanticismo, por decirlo así. Lamentablemente, no podíamos estar en un parque. Todos los alumnos pasaban por ahí y quería evitar prejuicios, así que a mitad de camino nos detuvimos y le dije: "No podemos seguir avanzando, hay mucha gente y nos van a ver. Lo mejor será hacerlo aquí. Hay que aprender a tomar decisiones para luego no arrepentirnos".

Sinceramente no recuerdo qué día fue, tal vez fue en la primera semana de Noviembre pero sí recuerdo lo nervioso que estuve, recuerdo que ella tenía un chupetín ( o paleta) por lo cual sus labios estaban dulce.

Ella aceptó, así que nos preparamos para el beso. Debo admitir que me esperaba tan sólo un beso rápido, de esos que rozas tus labios con los de la otra persona y ya, pero no fue así. Con mucho miedo la tomé por la cintura y lentamente me acerqué a ella. La tensión era única pero lo conseguimos. Nos besamos. Y no fue lo que me esperaba, fue algo mucho mejor. Duró como un minuto y debo decir que fue una sensación única. 

Después de cumplir el reto, la acompañé a su paradero y la despedí con una sonrisa. Regresé feliz a mi casa, sin saber que me había enamorado.

Un final sin finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora