Capítulo 1: Roma POV.

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Sentía la necesidad de salir corriendo de ese manicomio lo más pronto posible. Me costaba mucho trabajo permanecer ahí adentro sin tener los deseos de cortarme las orejas ya que escuchar tanta estúpidez en solo un par de horas me provocaba querer vomitar. Para ser sinceros pensé que no existía una persona más irritante que Rhey, pero resultó ser que habían cien más como ella en este odioso lugar y realmente no me apetecía lidiar con especímenes como mi hermana, con ella me bastaba e incluso sobraba y bastante.

-¿Nueva?-preguntó alguien detrás de mi. Ni siquiera me molesté en girar la cabeza y saber quien me hablaba. Simplemente me apoyé en uno de los pilares del techo que cubría una pequeña terraza y saqué mi cajetilla de cigarrillos.

El día estaba soleado y completamente en desacuerdo con mi humor. Aunque la vista era genial, prefería que la lluvia se diera paso entre los edificios y limpiara cada rincón de la ciudad. Los colores del cielo que se mezclaban con el verde de los arboles le daban un toque alegre a todas las personas que caminaban al rededor, pero claro, menos a mi. En realidad, ni aunque un unicornio me vomitara brillantina encima y tuviera un arcoiris de fondo parecería alegre, así que no culpaba al clima por eso.

-Hay miles de nuevas en este lugar y vienes a hablar conmigo, definitivamente te tocó hoy la mala suerte-respondí luego de unos minutos sacándo un cigarrillo y llevándomelo a la boca para encenderlo. Mal hábito, pero de algo hay que morir ¿no?

-Tengo un detector de nuevas-respondió y por alguna razón me causo gracia, pero no de la buena. Aspiré el humo y eso me hizo sentir un poco más cuerda y centrada- Mi sentido nunca falla, aunque por un segundo no estuve seguro contigo, comprenderás que tuve que observarte por un rato. Tu esencia es diferente a la que estoy acostumbrado a ver aquí, así que no veo por qué debería haber tenido mala suerte.

-Ah... ¡Grandioso! un psicópata- solté sarcásticamente sin dejar de mirar hacía el cielo.

-¿Siempre eres tan altanera?-No pude evitar rodar los ojos y girarme bruscamente. ¿Altanera? probablemente soy desagradable, hostil, amargada, pero ¿Altanera?- ¿Siempre etiquetas a la gente?- prosiguió haciéndo que mis piernas se movieran automáticamente hacía la banca donde el estaba sentado. Me sorprendió encontrarme con sus ojos ya que eran demasiado oscuros y su expresión fría era casi tan parecida como la mía.

-Odio los prejucios-respondí y el sonrió haciéndo que le crecieran dos lineas en la parte baja de los pómulos, miró hacia un lado por unos segundos sin dejar de sonreír y luego me miró nuevamente- A demás, ¿quien eres tú de todas maneras?

-Odias los prejucios, pero sin embargo los haces de todas formas... que contradicción-se burló moviendo con una mano su cabello el cual le caía rubio y desordenado por la frente. No pude evitar mirarlo un tanto desconcertada- Y me llamo Daniel, mucho gusto.

-Tu no me conoces para nada y el gusto es solo tuyo- dije terminando de fumarme mi cigarro el cual tiré al suelo y pise. No quería iniciar un incendio o algo.

El endemoniado timbre sonó por lo que me giré sin decir algo más y me adentré por las puertas mezclándome con la multitud. Todavía quedaban bastantes horas más de castigo y me había dejado completamente extrañada la forma de hablarme de ese tipo, debía admitir que nadie se había atrevido a contradecirme ya que solía causar desconfianza en las personas.

(***)

El día se pasó sin incidentes y de hecho me sentí agradecida de que nadie se acercara a hablarme. Por alguna razón ya no me gustaba socializar, prefería sumergirme en mi soledad y eso estaba bien e incluso me gustaba más que nada. 

Me limpie el aceite de las manos en mi mono para luego dejar las herramientas a un lado. Resultó bastante fácil reparar la moto de Riah debido a que la conocía como si fuera mía. Aunque la mayor parte de la pobre estaba dañada no se me presentó ningún problema al momento de arreglarla.

Por alguna razón el rostro de aquel chico rubio se me vino a la cabeza... ¡No Roma! ¡Ni de chiste!

-¿Por qué de pronto pusiste esa cara?-la voz de Riah me tomó por sorpresa. No pude evitar pegar un brinco y al hacerlo choqué con la repisa que se posicionaba a mi izquierda.

-¡Demonios Riah! ¿Qué no sabes tocar?-pregunté de mala gana frotando la parte dañada.

-Tocar es para estúpidos Roma, yo siempre hago mis entradas triunfales- respondió como forma de disculpa. No pude evitar sonreír de lado para girarme y recoger el paño con el que estaba limpiando la grasa del mesón en que trabajaba.

-claro...-solté luego de unos segundos en silencio.

-Claro que si...-repitió- ¿me dirás que pensabas?

Me quedé quieta unos minutos mirándo mi mano la cual no se movía. No sabía por qué se sentía tan prohibido pensar en alguien que en teoría conocí hoy.

-En que tu cara es horrible... en eso pensaba- respondí finalmente y retomé mi trabajo moviendo mi mano en círculos para sacar las manchas de pintura fresca.

-Roma... si te haz dado cuenta que nos parecemos ¿verdad?-insinuó ella acercándose a su moto ya reparada y como nueva- Incluso se podría decir que somos como dos gotas de agua, somos gemelas.

-Si me di cuenta de eso pero hay una pequeña diferencia-dije y sentí como sus pasos se acercaban lentamente mientras Riah me invadía con su aire curioso.

-¿Cuál es?-preguntó finalmente después de unos segundos de espera. Sonreí con suficiencia y me giré para quedar frente a frente con la castaña.

-Que a mi...-susurré como si estuviera diciéndole un secreto, ella no tardó en comenzar a inclinar su cabeza para poder escuchar mejor lo que tenía para decirle- ¡No me importa!-terminé gritando. Riah pegó un brinco y se alejó unos pasos de mi para luego mirarme con mala cara.

-¡Roma!-reclamó al ver que yo no le decía nada.

-la venganza es dulce-respondí tirándole el trapo sucio en el rostro mientras caminaba hacía la puerta.

-¡La venganza envenena el alma roma! 

-¡Es una pena que ya no me quede nada que envenenar!-me burlé porque sabía que eso la molestaría. Riah era de las personas más espirituales que conocía y aunque fuera distraída y dispersa siempre hablaba de cosas místicas.

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⏰ Última actualización: Jun 15, 2020 ⏰

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