Capítulo 2. Nueva Vida.

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Y ahora acá estoy, seis años después, entrando en la Universidad, avanzando hacia mi futuro, tomando las riendas de mi vida y eligiendo la persona en la que quiero convertirme. Iba a instruirme para formar parte de la empresa Gold Peach, siguiendo los pasos de mi padre.

La Universidad Helson Reach se especializa en informática y tecnología, es una de las mejores, según dicen. El problema es que se encuentra en Estados Unidos, y mi padre es tan paranoico, que inició una búsqueda para conseguirme un guardaespaldas. 

 Después del acontecimiento que sacudió a mi familia cuando era pequeña, mi padre desarrolló una obsesión por nuestra seguridad, lo cual creó caos, y peleas en casa. Sobretodo con Melissa, que odiaba ser controlada y que mis padres estuvieran al tanto de todos sus movimientos. Ella era la típica adolescente rebelde que amaba experimentar y meterse en problemas de vez en cuando. Yo nunca me rehusé a ser monitoreada las veinticuatro horas del día, más allá de que no tenía absolutamente nada que esconder, me dejaba mucho más tranquila saber que había alguien  cuidandome. 

 El hecho de tomar la decisión de estudiar tan lejos de casa fue todo un acontecimiento. No sé si me costó más a mi tener la iniciativa, o a mis padres el aceptarlo. El custodio que me había cuidado hasta entonces ya estaba a punto de retirarse, así que mi padre me envió a USA con la condición de que aceptara sin quejas al nuevo guardaespaldas que me asignara. Buscaría al más apto para el trabajo, y luego lo enviaría conmigo.

Cuando llegué a la universidad, me llené de adrenalina. Había tanta gente, tanto por hacer, tanta energía y entusiasmo en el aire. Estaba decidiendo mi futuro, era completamente dueña de mi vida y nada ni nadie podía quitarme eso. 

Después de acreditarme fui directo a conocer mi habitación. El lugar era bastante amplio. Demasiado sobrio, pero estaba bien con eso, mi habitación había sido siempre de esa manera. 

-La cama junto a la pared es mía. - Dijo una chica apareciendo sorpresivamente. Fingí una sonrisa ante su falta de educación. 

-Hola, como estas? - Contesté sarcásticamente. - Bueno, yo tomaré la que está junto a la ventana.

Realmente no estaba con ganas de empezar con el pie izquierdo mi primer día. Y menos por culpa de mi antipática compañera de habitación.

-Como sea. - Dijo. Yo me limité a ponerle los ojos en blanco y a desempacar. Ella hizo lo mismo. En ese momento pensé en Maite, en cuanto la extrañaba y cuánto desearía que estuviera viviendo esto conmigo. Pero para mi mala suerte ella decidió estudiar en Europa diseño de indumentaria, su sueño era ser una de las mejores diseñadoras del mundo, y que sus diseños se luzcan en las pasarelas de las Fashion Weeks. Por supuesto que seguimos en contacto siempre, es mi mejor amiga y lo será hasta el día en que me toque partir de esta Tierra.

Cuando terminé de desempacar noté que lo único que había colocado para personalizar mi parte de la habitación era un pequeño cuadro de mi familia, y otro con Maite. Simplemente con eso, me sentía en casa.

La "simpática" muchacha de la que nunca supe el nombre (tampoco me interesó saberlo) se fue y yo me recosté a escuchar música. No estaba de ánimo para salir a recorrer el lugar. Había tenido un largo vuelo, necesitaba descansar, y mucho.

Sonó mi teléfono. Mamá ya me extrañaba.

-Hola mamá.

-¡Ame! ¿Cómo estas? ¿Llegaste bien? - Preguntó acelerada.

-Si, ma. Ya desempaqué, mi habitación es bastante grande, y cómoda. No estoy muy conforme con mi compañera de cuarto pero tendré que hacerme a la idea de que no la van a cambiar.

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