Recuerdos

48 3 0
                                    

Era mi último año en el colegio. Ya no volveríamos a vernos, por lo cual, decidí seguir con ella hasta el final.

Durante los seis meses restantes, pasaron muchas cosas, incluyendo infidelidad.
Cada cosa que hacíamos, lo hacíamos como si fuese la última vez.

Recuerdo aquella vez que nos "casamos". Esa idea partió de una conversación tal que así:

-Prepárame un sándwich, mujer
-No soy tu mujer
-Claro que sí. Eres mi esposa
-¿Dónde está el acta de matrimonio?
-Eh... lo perdí
-¿Y si nos casamos?
-Genial
-Haré el acta

Mis compañeros me decían que debía aprovechar la oportunidad y verla a escondidas, pero es algo que no quería. No habíamos hecho nada malo como para salir a escondidas, nuestra relación no era un delito.
Pero un día, tuve que hacerlo. Fue cuando cumplimos nuestro primer mes de casados.
Para aquel entonces, eran las vacaciones de medio año, por lo cual, fui a verla para luego ir a caminar al parque. Fue una hermosa tarde.

Recuerdo que para su cumpleaños junté dinero y compré un conejo. Lamentablemente, no pude ir a su casa y dárselo, por lo cual, unas amigas de ella me ayudaron. Me hubiese gustado entregarlo personalmente pero la situación era complicada. Copito forever.

Se acababa el año y yo me negaba a perderla, por lo que decidí conversar con su padre. Ese día tenía un miedo inimaginable. No me atrevía a tocar la puerta. La señora me recibió.
Conversé con el señor pero su esposa, la señora, estaba a su lado mirándome fijamente a los ojos. Debo admitir que el señor es un poco más... comprensible, quiero decir, se puede dialogar tranquilamente con él (o al menos es lo que noté).
Le pedí una oportunidad y le expliqué todo el rollo, pero él sólo me permitió que sea amigo de su hija. Estaba más que conforme pero la señora no. Todo fue en vano

La cosa iba de mal en peor, se acababa el tiempo y mi relación se iba desgastando rápidamente por la falta de tiempo y por mi obsesión de querer salvar mi relación. Ya no podía verla en las mañanas, ni siquiera en el recreo. Tenían vigilada a Claudia en todos lados ¿Adivinen de quién fue la idea de que vigilen a Claudia? Tan obvio.

Sabiendo nuestro fatal destino, planeamos cómo terminar nuestra relación cuando llegue el momento. El último día de clases, nos daríamos un beso delante de su madre y ahí acabaría todo. Nosotros íbamos a darle el gusto a su madre(de que yo esté lejos de Claudia) e íbamos a esperar a que se le pase. Seguiríamos comunicándonos para no olvidarnos y esperar el día en que podamos estar de nuevo. Ya lo teníamos todo planeado pero la relación estaba destruida.




Un final sin finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora