Capítulo 1

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Ángela

Me revuelvo nerviosa en el sitio, mi tutor se dirige hacia mí con cara de que se ha muerto alguien. No puede ser, yo nunca he suspendido, y los exámenes de selectividad me salieron bien. Pero por otra parte, la cara que tiene mientras me entrega mis notas no es normal. ¿Estaré exagerando? Bueno, puede que siempre tenga esa cara de amargado, eso es verdad, pero como tarda tanto, demasiado casi, en venir hacia mí, los nervios van a acabar conmigo. Finalmente llega hacia donde estoy yo, y me las entrega. Agacho la cabeza para verlas, y... ¡SIIIII!

Estoy contenta, he sacado todo sobresalientes, bueno menos en matemáticas que tan solo he sacado un siete. La verdad nunca se me han dado bien, lo de los números no es lo mío. Pero bueno la media me da para entrar en la universidad que quiera a estudiar psicología.

Lo mejor de todo es que mis padres y los de mis amigas, como recompensa por haber acabado el curso bien, nos van a regalar un viaje de dos semanas a Grecia con todos los gastos pagados. Un tour por las ciudades más importantes, como Atenas o Myconos entre ellas. Nos iremos la penúltima semana de vacaciones y llegaremos justo unos días antes de empezar la universidad. Bueno no es que nuestros padres supiesen nuestras notas, pero ya se esperaban que iban a ser buenas.

-Tía, tía, tía... Ya hemos acabado, no me lo creo- me dice Cristina ilusionada. Ella es una belleza con el pelo que casi le llegaba a la cintura, negro como el carbón al igual que los ojos, y con la piel blanca. Yo cuando la vi por primera vez me recordó inmediatamente a uno de mis cuentos preferidos por aquel entonces, "Blancanieves". Lo único que le faltaba era la madrastra mala, en el momento en que conocí a su madre Marta, me di cuenta de que no tenía nada de mala.

-Yo tampoco. ¡Y en poco más de un mes estaremos en Grecia! - dijo entusiasmada Lorena, que tenía un precioso cabello pelirrojo que le llegaba por los hombros y las típicas pequitas que tenían la mayoría de los ingleses, además de una piel tan blanca que en verano se ponía roja como un cangrejo y unos ojos profundamente azules. Su madre Carmen era española, pero su padre Harry era de Irlanda.

-Bueno relajaos, que todavía queda un poco -dije intentando tranquilizarla. Yo la verdad es que tampoco era para tanto, tengo el pelo castaño, larguísimo y rizado, pero para salir me lo aliso, lo que hace que mi pelo sea aún más largo. Mis ojos son de color chocolate, vamos nada de ojos azules como el mar ni eso, son marrones como los de la mayoría de las personas. Me digo a mi misma que son chocolate, por que digamos que suena como que no son tan comunes. Es una chorrada, lo sé, pero bueno yo soy un poco más feliz así. Soy una chica muy sociable, pero no es que tenga un gran nivel de autoestima. En resumen, asumo que soy muy fea, fea con ganas vamos.

La verdad es que hasta el año pasado, era aún más fea que ahora. Ya sé que puede parecerle a la gente imposible, pero antes estaba gordita, tenía mogollón de granos en la cara y no tenía ni idea de como peinar mi pelo rizado. Y eso por no hablar de cómo vestía, no mejor ni mencionarlo. Digamos que el verano me "cambio", adelgace muchísimo, a base de comer bien y de ir al gimnasio. Los granos se fueron, y al transformarse mi figura en una más normal, empecé a vestirme con todas las tendencias que salían. No es que me convirtiese en esas chicas raquíticas, sino que me convertí en una chica con curvas, esas curvas que le encantarían a los chicos si fuese guapa.

-Yo creo que conoceremos a griegos buenorros, que nos llevarán a todos los lugares típicos de Grecia, y se enamoraran tanto de nosotras que nos pedirán que nos quedemos a vivir allí con ellos. Nosotras les rechazaremos y se vendrán a España por sorpresa, nos pedirán matrimonio, tendremos muchos hijos, y viviremos...

-Para, adónde vas, cacho loca. Vas demasiado deprisa me parece a mí-dijo Lorena riéndose y cortando a Cristina.

-Claro como tú ya tienes al pibón de Gonzalo. Dejanos en paz Lorena, Ángela y yo nos enamoramos allí y podrá dejar de pensar de una vez en el imbécil de Samuel- le reprochó Cristina a Lorena pasándome un brazo por el hombro.

-Chicas estoy aquí por si no me veis. Samuel esta mas que olvidado. Desde que se fue el año pasado a la universidad, apenas le he vuelto a ver y cada vez me acuerdo menos de él -dije mordiéndome el labio.

-Pues claro corazón, tienes que pasar de ese tonto que no te quería, olvidarte y empezar a salir con otros chicos. Cariño tu puedes, te has convertido en una chica guapísima y tienes a todos locos por ti -me dijo Lorena dándome un beso en la mejilla.

-Eso lo decís porque me queréis, tengo muy asumido que guapa no soy. A ver si fuese guapa, ¿por qué no le gustaba a Samuel? -dije indignada.

-Bueno es que antes no eras así -me señaló Cristina de arriba a abajo. Se le notaba lo incómoda que estaba.

-Ya, antes era aún más fea que ahora. Y lo peor de todo es que sigo siéndolo -baje la cabeza intentado no llorar. Tenía que ser fuerte, a pesar de que me seguía doliendo. Que injusta es la vida, osea, mis dos mejores amigas son dos bellezas, y yo no valgo nada.

Tocado Y Hundido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora