¿Cómo hemos podido desgastarnos?
Dime, ¿qué ha pasado?
Tal vez no hemos sabido dosificar el amor. Tal vez lo hemos dado todo antes de tiempo y el reloj se ha saturado, las agujas se han parado.
Tal vez, enamorarnos, nos enamoramos demasiado rápido y no supimos valorarlo.
Tal vez, esto tan incondicional que llevábamos, se nos fue de las manos y se nos cayó al suelo, acabando así, destrozado.
Porque, ¿cómo algo que ha sido tan dulce, deja este tan mal sabor de boca? Como tus besos, que antes eran algodón, y estos últimos, casi casi me raspaban el alma.
De verdad que me lo pregunto, ¿como algo tan bonito es capaz de colmar dos vasos?, y los bebimos, del trago, hasta dejarnos tan ciegos, que mira, dando tantas vueltas al final, nos hemos cansado.
Nos hemos cansado de esperar solucionar algo que no hay que solucionar, de hablar algo que no hay que hablar tanto sino sentirlo al máximo. Pero el problema, es que nuestro máximo estaba más que superado, y ya no sabíamos hasta dónde mas llegar, porque el suelo está tan alto, que tal vez, nos daba miedo seguir subiendo por si al final caíamos en picado.
A mí no me daba miedo, que conste.
Yo sigo cayendo más, a pesar de haberme estrellado ya y haberme hecho pedazos.
Porque me has hecho pedazos.
Porque nunca un amor dolió tanto, y te aseguro, amor, que tú has dolido mucho más que dos mil dardos.
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Cartas al amor de mi vida
PuisiA ti, que te escribí antes de saber quién eras. 2015-2016.