13. Odio

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Me muero, más de 6k de lecturas. Pensaba que esto iba a ser un fracaso, siendo sincera. Pero bueno, no me entretengo más. Ahí tenéis el capítulo <3

ATENCIÓN SPOILERS: paso al contenido del final de la quinta temporada y la sexta. (No será igual, pero es gran parte del argumento)

El silencio continuaba, llenaba cada rincón del comedor. Fui consciente entonces de que nunca había confesado mi origen. Aquello había sido un secreto entre Aemon y yo, tal vez el mejor guardado entre aquellas paredes de hielo. Algunos guardias lo sabían, pero nunca se habían atrevido a decir nada. Ya se sabe, a veces la leche de amapola puede matarte en vez de sanarte. Pero por su puesto que aquella amenaza sólo la impartía yo cuando tenía nueve años; Aemon era incapaz de amenazar con algo que servía para salvar a una persona.

"Una mujer. Dejamos entrar a una mujer y, no contentos con ello, tenemos que aguantar que sea una salvaje" espetó uno de los hombres.

Noté cómo Jon volvió a tensarse a mi lado. Suspiró. No estaba preparado para volver a lidiar con otra disputa. Pero nadie le había pedido que me defendiera; por eso yo decidí tomar el control de la situación.

"En ese caso, lamento haber nacido en el lugar equivocado" me disculpé en tono sarcástico. "Tal vez tú naciste en un lugar mejor que el mío y por eso estás aquí, pudriéndote a la vez que la madera del Muro. Quejándote por la presencia de una mujer cuando puede que lleves décadas sin ver a una" espeté. Sentía la ira ocupar mi cuerpo poco a poco. Aquel sentimiento iba apareciendo en mí cada vez que abría la boca, y empecé a temer por la seguridad de Jon y de Sam, que ya habían adoptado una actitud defensiva.

"Maldita zorra" contestó el hombre riendo. "Te he visto crecer, niña. Sé de qué pasta estás hecha, pero nunca había pensado que ese sería el por qué".

"Me alegra ser de vuestro agrado" respondí, quemando mi garganta por el veneno con el que había pronunciado aquellas palabras.

"Dyanna, será mejor que te vayas. Esto no tiene remedio" susurró Jon, cerciorándose de que yo había sido la única en escuchar sus palabras.

"¿Vas a rendirte? ¿Así, sin más?" Le pregunté, pero sin controlar el tono de mi voz.

La mirada que me echó fue suficiente para saber que debía hacerle caso.

"Por favor" suplicó, sonando más como una orden implícita.

"Bien..." Y tan pronto como lo dije, salí del comedor. Llenaría mi estómago más tarde.

No nevaba, pero el cielo se había oscurecido tanto que parecía que la noche ya había caído. Por un segundo eché de menos llevar una capa; así que decidí aligerar el paso para llegar a mi cuarto lo antes posible.

"Va a tocar fondo pronto".

"Debemos hacerlo cuanto antes. El tema de los salvajes ha llegado demasiado lejos. Hay que darse prisa o cuando menos esperemos el bastardo ya habrá pedido a esos sucios bárbaros que muevan sus culos hasta aquí".

Hice lo posible por no ser visible para aquellos dos hombres. Me agaché, esperando que las cajas que había en el suelo y la llama del brasero escondieran mi silueta.

"¿Le has contando al niño el plan?" Le preguntó uno al otro.

"Sabe lo que hacer, otra cosa es que lo haga" respondió.

Lady Invierno | Juego de TronosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora