Érase una vez.
Un príncipe. Y su enamorado.
Una reina. Y su esposa.
Érase una vez un mundo feliz.
Un lugar en el que cada quién podía ser lo que quisiese. Podías presumir de los bonitos ojos de tu novio siendo hombre. O de la bella sonrisa de tu novia siendo mujer. Podías usar tacones sin importar tu sexo. Podías querer a chicos y chicas por igual.
Y la mejor parte, nadie podía decirte que eso estaba mal.
Nadie insinuaba que Jesús está en contra de esa 'abominación'. Nadie insultaba los diferentes tipos de amor. Nadie acosaba por ser diferente.
Érase una vez, un lugar sin homofobia, sin bifobia ni transfobia.
Todos eran felices. Todos se respetaban.
El amor era tratado como tal. Las personas podía ser felices, sin dejar que sus vidas fuesen manipuladas por lo que los demás dirán. Las parejas no estaba escondidas del mudo, con la oscuridad de la noche como único testigo de su puro amor. Los hombres en tacones y las mujeres con pelo corto eran comunes y nadie tenía problema con ello.
Nadie se sentaba en soledad, a llorar por el amor que dejó ir gracias al pánico de ser atacado por homofobicos. Nadie se sentía aprisionado por no poder usar lo que quería. Nadie estaba presionado por estereotipos de género o sexo.
Amor tratado como amor. Personas reconocidas como personas. Un mundo entero en paz.
Por desgracia, estas cosas sólo pasan en los cuentos.
Y por desgracia, todo "érase una vez" llega a su "fin".
Por desgracia, ese fin implica deshacer la nube y hacer inevitable caer a la realidad.
Volver a este mundo donde todos prefieren ver a dos hombres matando que tomados de la mano.
A este mundo donde es mejor que una chica se suicide antes de que piense en tener una novia.
Este mundo, donde no importa cuán franca sea tu desconformidad, el rosa es para niñas y el azul para niños.
Este cruel lugar donde las personas son etiquetadas con aspectos normales. Donde tus características valen más que tus opiniones.
Donde ser lgbtq es una abominaciones imperdonable. Donde tener diferentes gustos a la mayoría te hacer un ser despreciable. Donde dos humanos deben esconder su amor para evitar el rechazo, la discriminación, amenazas y burlas.
Este lugar, que lentamente estamos destruyendo.
¡Feliz día contra la homofobia! Y recuerden, todos somos humanos y merecemos el mismo trato.
Estoy feliz porque parece que el presidente de mi país finalmente hará algo bueno, chau ✨
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Psicoanálisis de una mente deprimida.
RandomEste libro NO pretende promover ni alentar a las personas a auto lesionarse ni a envolverse en un desorden alimenticio. Este es un proyecto con fines de autoayuda donde plasmo ideas y sentimientos, donde pretendo desahogarme escribiendo, en lugar d...