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Byun BaekHyun era bueno en muchas cosas.

Era un buen vocalista, tenía una hermosa voz y no necesitaba que nadie se lo dijera para aceptarlo, porque bueno... en lo profundo de su ser aceptaba que era perfecto y no podía hacer nada para remediarlo.

Sus manos siempre estaban impecables, con manicura perfecta decorando sus delicadas uñas que lo hacían lucir si bien poco varonil, muy bonito.

Y a él le gustaba lucir bonito.

Le gustaba como lo maquillaban, como sus ojos de cachorro daban una profunda mirada seductora cuando se veía al espejo y el delineado estaba precioso. Su estatura era la medida necesaria que él consideraba como mejor. Después de todo, no necesitaba más que su propia opinión para aceptarse a sí mismo.

Y BaekHyun se amaba a sí mismo demasiado. Amaba sus virtudes y defectos.

-Ya déjame en paz... - murmuró con voz cansada mientras se recostaba sobre el sofá, encendiendo la televisión para buscar una buena película o programa de variedades que ver.

Tenía un bote de palomitas, un refresco de cola y para rematar una sopa instantánea de esas que tanto le gustaban, de carne de res.

Rodó los ojos cuando la voz de JunMyeon llegó a sus oídos una vez más, y se agitó el cabello rubio con ambas manos a manera de berrinche una vez que lo vio parado frente al televisor.

-En verdad que no tienes remedio, BaekHyun.

JunMyeon lo observaba con ambas manos en la cintura, con el ceño fruncido y con un pico por boca, en lo que se podría decir su expresión más seria y molesta.

-Déjame en paz... si ruedo, es asunto mío.

JunMyeon negó con lentitud, mientras se llevaba la diestra hasta la frente, dándose de topes con ella, preguntándose cómo era posible que Baek estuviese siempre tan empeñado en hacer su santa voluntad.

-Lo cual, sucederá pronto... me temo.

KyungSoo que asomó la cabeza desde el pasillo, observaba entretenido la escena, la típica escena de todos los días. Donde se suponía que SuHo se ponía rudo con sus hijos y ellos terminaban haciendo con él lo que se les venía en gana. Al bajito se le ocurrió que a JunMyeon le faltaban pantalones para lidiar con semejantes salvajes que eran sus compañeros, sin embargo... reconocía que ser el líder de esa manada debía ser completamente asfixiante y agotador. Por lo que él simplemente se dedicaba a observar desde la oscuridad de un rincón, y a callar.

-Se te va a caer la papada si sigues así, KyungSoo. - respondió BaekHyun, altivo. Porque pensaba que si bien él no tenía abdominales, el de labios de corazón también tenía mucha cola que le pisaran.

El aludido se llevó por inercia la mano a la barbilla y la acarició con lentitud. Afiló la mirada y casi podría matar con ella a Baekhyun, si tan solo fueran cuchillos. Y es que KyungSoo estaba a dieta. Tenía a dieta bastante tiempo... y JongIn juraba que ya no le quedaban suficientes gorditos que él pudiera morder con libertad. Y lo decía a manera de queja, para colmo... haciendo pucheros infantiles que a los que él respondía con los ojos en blanco.

-Estamos hablando de ti, BaekHyun... - sentenció Suho, sacudiendo la cabeza para despejarse una vez más. Para no perder el hilo del asunto, como algunas veces lo hacía por culpa de los juegos de Baekhyun.

-Ya, son las últimas palomitas que me como... - se hundió de hombros Baekhyun mientras comenzaba a devorar la sopa instantánea que comenzaba a enfriarse y estaba en su mejor punto.

SuHo negó con lentitud y se retiró de la sala, levantando los brazos al cielo como insinuando que se rendía por ese día. -Haz lo que quieras.

Baekhyun siguió comiendo la sopa con lentitud mientras buscaba en los canales de películas una comedia romántica de esas que tanto le gustaban.

No estoy gordo ❀ ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora