Han pasado muchos días desde que escribí por última vez en la libreta magenta. No había sucedido mucho en realidad hasta hace poco. Justo ahora es ya bien entrada la noche y me ha despertado un mal sueño. Estoy angustiada y tengo miedo.
Todo comenzó a principios de enero, sin embargo no le di importancia hasta hace un par de días. Anton y yo seguíamos de vacaciones en Nueva York. Recuerdo que él continuaba dormido debido a la resaca que se cargaba tras la noche pasada. Mientras tanto yo ordené el desayuno a la habitación y me senté en una silla muy cómoda que se encontraba cerca del balcón. Podía ver las calles llenas de nieve desde allí y las gélidas nubes colmar el cielo matutino mientras bebía jugo y café. Abrí mi laptop para revisar mi bandeja de correos una vez que me terminé las tostadas y los huevos. Por supuesto, esa semana había dejado un aviso en la página web de que no haría ninguna tarea, por lo tanto todos mis correos se limitaban a promociones de eventos culturales, de agencias de viajes y centros turísticos. Me tomé mi tiempo para revisarlas detalladamente. La mayoría eran muy buenas así que escogí las mejores para comentárselas a Anton cuando se sintiera más dispuesto. Con suerte y escogíamos de una buena vez nuestro próximo destino de viaje para el verano. Aunque, de un modo u otro siempre me tomara unos tres días más para hacer una escala fugaz a Venecia (no obstante esa es una historia que quizás cuente posteriormente).
Me faltaban unos tres correos, dos de ellos llevaban un título muy semejante al de todos los demás que había abierto ya, sin embargo el tercero desencajaba de manera casi grosera. Lo abrí en seguida.
"Solicitud de entrevista
Buenos días, Sra. Mara
Mi nombre es T. Bergling. Por medio de la presente quisiera solicitarle una entrevista con el fin de negociar un trabajo muy importante que quisiera solicitar de su parte. Infortunadamente este asunto tendría que llevarse a cabo en persona debido a ciertas cláusulas que le comentaré después y que deben de tratarse con suma seriedad y discreción de aceptar usted que nos encontremos.
Le agradecería responder a la brevedad.
Le dejo mis datos y quedo a sus órdenes..."
Ni siquiera me molesté en apuntar los datos en algún otro lugar. Me limité a responder con un: "No se hacen encargos en persona. Favor de revisar las cláusulas de los pedidos en la página de internet. Gracias". Cerré la lap top y me olvidé del asunto.
Para mediados de febrero llegó el mismo correo. Solté una risa. El sujeto ni siquiera se había tomado la molestia de redactar un nuevo mensaje. Había copiado y pegado tal cual el anterior. No le respondí esta vez y marqué su correo electrónico como indeseado para que no volviera a molestarme. Fue un remedio definitivo, no volví a saber nada del sujeto y cerré aquel archivo tranquilamente.
Hasta hace dos días.
Eran poco más de las seis de la tarde cuando me encontraba en una librería. Buscaba un libro sobre Nietzsche que no había logrado encontrar en internet para hacer un ensayo que debía entregar a finales de abril. Por suerte lo encontré en oferta. Miré la carátula, cualquiera hubiera creído que era un libro aburrido, no tenía más que una portada café monótona y el título en letras doradas, sin mencionar que la palabra Nietzsche por sí sola ya tenía su fama.
A lo mejor y me sorprende...
Me imaginaba todo esto mientras esperaba en la fila para que me cobraran cuando de pronto alcé la vista. Acababa de notar la mirada de un sujeto que se encontraba a no más de cinco metros. Al descubrir que lo había sorprendido fingió al instante leer los títulos del estante que tenía en frente. Fruncí el ceño por un momento, pero luego volví a lo mío sin darle demasiada importancia. En casos como aquel lo mejor era disimular, no exaltarse y una vez que saliera del lugar apresurarme a mi departamento. Cabía la posibilidad de que solo fuera un mirón medio pervertido, sin embargo siempre estaba la opción de que fuera alguien que me reconociese de muchos años atrás.
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Quema las páginas
Ficción GeneralHan transcurrido diez años desde que Mara decidió aislarse en un apartamento en los suburbios de Los Ángeles para llevar una vida de pequeños trabajos y modestos placeres. Sin embargo, al correr ya los últimos días de primavera llegará a su puerta u...