Capítulo 28
Los colmillos de V se alargaron mientras un círculo de asesinos se formaba alrededor de la abertura del callejón. Estos eran de la vieja escuela, pensó. Media docena por lo menos y claramente sus compañeros asesinos les habían dado las coordenadas. De lo contrario, el mhis les habría ocultado la carnicería.
Dado su estado de ánimo, todos los hola-cómo-estás deberían haber sido algo magnífico.
Problema: la estructura del callejón implicaba que no hubiese ni una sola salida, aparte de la que recorrían las filas de los enemigos… y eso era tirando de un acto de desaparición. Normalmente, eso no habría sido un problema, como luchadores experimentados, podían, incluso en el fragor de la batalla, calmarse lo suficiente para centrarse y desmaterializarse, pero debías estar relativamente ileso y no podías llevarte a ningún compañero caído contigo cuando te ibas.
Así que Butch estaba jodido si la mierda se les iba de las manos. Como mestizo, ese tipo estaba atado a la tierra, literalmente incapaz de dispersar sus moléculas hasta un lugar seguro.
V murmuró en voz baja:
—No seas un héroe, poli. Vamos a manejar esto.
—Me estás tomando el pelo, ¿verdad? —La mirada feroz que le lanzó fue inmediata y firme—. Tú preocúpate por ti mismo.
No era posible. No iba a perder a los únicos dos puntos de su brújula en la misma noche.
—Ey, chicos —Hollywood llamó al enemigo—. ¿Solo vais a quedaros ahí o vamos a hacer algo?
Yyyyy eso fue la campana del ring. Los lessers avanzaron y se enfrentaron a la Hermandad, cara-a-cara, puño-a-puño. Para asegurarse de que tenían la privacidad que necesitaban, V dobló su barrera visual, creando un espejismo de la nada en caso de que hubiese humanos circulando por ahí.
Mientras empezaba a librarse de uno de los enemigos, mantuvo sus ojos en Butch. El cabrón naturalmente lo estaba haciendo bien, tomando a un recluta alto y desgarbado con las manos desnudas. A él le encantaba pelear y las cabezas eran su saco de boxeo preferido, pero Vishous realmente deseaba que el hijo de puta practicase esgrima o, mejor aún, utilizase un lanzacohetes. Desde el tejado. De modo que no estuviese de ninguna forma cerca de la lucha. Odiaba que el poli estuviese cerca porque quién coño sabía lo que podría salir de un bolsillo o cuánto daño podrían hacerle al tipo con una pistola o con una pieza de…
La patada salió de la nada, saliendo del aire como un yunque y alcanzando a V en la parte derecha del torso. Mientras volaba y se estrellaba de costado contra la pared de ladrillo del callejón, recordó lo que les habían enseñado a sus alumnos cuando los habían tenido: ¿Regla número uno de la lucha? Presta jodida atención a tu maldito oponente.
Después de todo, podías tener el mejor cuchillo del mundo, pero ¿si estabas despistado? Terminarías como una pelota de Ping-Pong. O peor.
V infló sus pulmones con una enorme inhalación y usó la carga de oxigeno para saltar hacia delante y detener la segunda patada del Rockette[xiii] por el tobillo con las manos. Sin embargo, el lesser tenía habilidades espectaculares y dio un movimiento a lo Matrix, utilizando el agarre de V como un ancla para girar en el aire. La bota de combate le dio a V justo en la oreja, su cabeza giró hacia un lado mientras todos sus tendones y músculos se estiraban y se iban a la mierda.
Lo bueno era que el dolor siempre lo centraba.
Siendo la gravedad como era, el golpe del Rockette marcó la cima de su arco y, después de eso, cayó, extendiendo los brazos hacia el asfalto para evitar plancharse la cara. Y claramente el hijo de puta estaba esperando que su oponente le soltase el pie, gracias a la zumbante bola de nieve que era ahora el cráneo de V.