14 | Necesitas una distracción

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Capítulo 14: Necesitas una distracción.

Matt.

Yo había crecido rodeado de obras de arte. Pinturas y cuadros hechos por personas que eran capaces de encerrar un mundo de sentimientos en un sencillo lienzo lleno de color; y aun así ninguna podía superar lo maravillosamente hermosa que me parecía aquella imagen colgada en el vestíbulo. Con ninguna otra había sentido nunca ese remolino de emociones que comenzaba a hacerse cargo de mí.

La sonrisa no podía desaparecer de mi rostro mientras miraba la imagen. Mostraba a una muchacha de cabello rojizo con una mano en su cintura y señalando a un chico con la cara de desconcierto más genuina que puede existir, el cual tenía una de sus manos en su mejilla. Ambos estaban de pie en un claro verde, y detrás de los dos se podían ver flores de diferentes colores y un lago cristalino que mostraba el reflejo de los árboles del bosque.

Éramos Char y yo en una pintura. Y era la pintura más hermosamente absurda que había visto en la vida. Estaba consciente de que, irónicamente, el hecho de revivir aquel día y recordar todas las sensaciones de miedo y confusión que me embargaron en ese momento, conseguía hacerme sentir tranquilo. En ese día, muy dentro de mí, inexplicablemente había algo que lo estaba también por el simple hecho de encontrarme allí.

Más a la derecha, colgadas en la pared dirección a la puerta marrón, había más lienzos y pinturas retratando escenas que eran fáciles de distinguir porque yo había vivido cada una de ellas. Junto a la que acababa de ver, había una imagen más tranquila. Char me abrazaba como si nos conociésemos de toda la vida, con una sonrisa que no me había sido posible ver en el momento porque ella me había enterrado la cara en su cabello suelto.

Recordaba con exactitud ese abrazo. Una sonrisa se hizo presente en mi rostro una vez más ante la imagen. Ella estaba feliz porque yo había decidido darle a Farxad una oportunidad. Yo no entendía por qué se alegraba tanto, y todavía seguía sin entenderlo. Pero mientras la observaba, me limitaba a disfrutar de esa cálida sensación en mi pecho con tan solo ver su sonrisa, y reía de los gestos que estaban en mi rostro en cada pintura. ¿De verdad me veía tan ridículo para ella?

Al lado de esa, había otra donde estábamos ambos dos días después, mirando las páginas del libro abierto en nuestras manos. Cada uno sostenía un lado, y allí donde lo tocábamos, la imagen parecía temblar sobre la encuadernación del libro verde. Lo reconocí como la primera vez que decidimos usarlo a propósito para que yo pudiese llevarla a Birmingham, principalmente porque podía percibir el ambiente de incomodidad que nos rodeaba por el hecho de estar tan cerca.

Me quedé viendo la imagen y los ojos de Char en ella. Aunque no era más que una pintura, podía asegurar que cada uno de los rasgos que observaba eran tan fieles a la realidad que casi podía estar mirándola frente a frente. Noté que tenía un color apenas más oscuro en el centro de sus irises, y también la forma en la que parecía estar a punto de morderse el labio inferior. En ese momento me di cuenta de toda la atención que le estaba prestando a Char.

Volteé a mirar hacia mi derecha, a la línea de lienzos enmarcados y en blanco de la pared. Rápidamente me encargué de atar cabos. Era fácil deducir que se trataba de una especie de línea del tiempo desde que nos conocimos hasta ahora, como si este lugar considerase necesario que recordásemos todos esos momentos en el futuro. Más específicamente, era nuestra línea del tiempo, ilustrada por luces de colores que eran capaces de pintar con exactitud escenas importantes en segundos.

Sí, ¿por qué no?

Me crucé de brazos justo antes de percibir una especie de columna de fuego recorrerme la espalda, como si una explosión leve hubiese sucedido justo detrás de mí. Volví la cabeza de inmediato, asustado, pero mi actitud defensiva de inmediato desapareció cuando vi a Char alejarse de la mesa cerca de la puerta, con un brillo rojo desvaneciéndose a su alrededor.

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