Inhaló profundamente, puso sus manos, delicadamente, en las teclas del piano. Comenzó a tocar de forma disparatada, a ver si algo salía, pero no podía forzar la inspiración. Alejó lentamente sus manos del piano, frustrado por no haber logrado nada en horas, ¿qué se suponía que hiciera? Simplemente la inspiración no llegaba. El chico se quedó pensativo un tiempo, suspirando de tristeza al saber que la canción estaba ahí, pero no lograba encontrarla, sabía que si se seguía esforzando la encontraría. Puso sus manos en el teclado una vez mas, pero esta vez lo hizo pensando en alguien; ese chico de cabellos claros y ojos zafiro, con una mirada tan brillante que lograba alegrar hasta sus días mas negros. Sabía que si pensaba en esa persona lograría encontrar la canción que tanto buscaba. Cerré los ojos y mis manos comenzaron a pasearse solas por el piano, mientras pensaba en lo profundo de su mirar, en lo hermoso que era, tanto así que ninguna pintura podría retratar como es realmente, ni siquiera una foto se compara con verle frente a frente.
Sin darme cuenta, estaba creando una melodía, casi tan bonita como él, pensando en que cada nota representa una parte de esa persona, esa única persona que me hace estremecer, sonrojar, suspirar, esa única persona a la cual amo, la cual, secretamente, lleva el nombre esta melodía, nombre el cual cambié para que la persona a la cual va dirigida esta canción, no supiera que era para él.
Una vez terminé de tocar, cojo un lápiz y anoto lo que llevo, cada nota llena de tanto amor. De veras que quiero que la escuche y que le guste, pues solo su mirada puede hacerme capaz de componer tal melodía, con tanta pasión, me siento orgulloso de lo que he creado y sé que cada vez que la escuche me voy a acordar de ti Mikaela Shindō, pero sobre todo del apoyo que me diste, desde el principio en que lo lograría y así fue. Mírame ahora, 10 años después de tu muerte, tocando la canción que te hice, frente a millones de personas. Apenas y comencé a poner mis manos sobre el teclado, el sol comenzó a brillar, sé que eres tú, dándome una señal de que te ha gustado mi canción, eso me hace tan feliz que suelto unas lágrimas, sigo tocando hasta que la canción acaba y con ella mi recital. Hago una reverencia frente al público y casi siento que puedo ver esos ojos de nuevo.
"Te amo Mika",susurro ante el público y me retiro del escenario.
-gracias por escuchar-canción: La Corde - Yann Tiersen.