El rubio tapa sus oídos mientras cierra sus ojos, asustado. Escucha un par de cosas caer al suelo y sabe que el no tarda en llegar hasta donde está escondido. A Harry le molestaba perder en las peleas y terminaba descargando su furia contra su pareja.
-¡Ven aquí, pequeña mierda!.-Y si, Niall soportaba aquello. Lo soportaba porque lo amaba y los golpes no se sentían tan mal si luego sabía que Harry se quedaría a su lado, curando sus heridas y poniendo hielo en sus moretones.
-¡Ya, detente Harry!.-Gritó entre llantos el rubio, temblando del miedo. La puerta del baño se abrió, ya que de nada servía ponerle seguro, y pronto la figura de Harry apareció frente a él. Su rostro era casi irreconocible, con su ceño fruncido, sus ojos oscuros e inyectados en veneno y furia. Sus puños apretados, nudillos blancos por tanta fuerza. El rubio se hizo una pequeña bolita en el suelo, que estaba frio, y se contuvo de decir algo más.
-¡Es todo tu culpa, idiota!.-Sintió los fuertes dedos de Harry agarrarlo del brazo y obligarlo a pararse. Las lágrimas escapaban por las ojos del chico mientras intentaba buscar la mirada de su pareja, rogando porque parara si lo veía. Pidiendo porque se diera cuenta de a quien estaba por golpear.-Por tu culpa perdí la maldita pelea y también el dinero, ¿Lo sabías?.-Apretó aun mas su agarre en el brazo del chico y este soltó un quejido, cerrando sus ojos para no dejar las lagrimas escapar.
-L..lo siento.-Susurró entre sollozos.
-¡Eso no arreglará nada, maldito idiota!.-Sintió como la mano libre de Harry golpeaba su mejilla con fuerza. Podía sentir toda la mano abierta del castaño marcada en su mejilla y juraba que quedaría la marca por un tiempo. Soltó un jadeo, pero resistió. Los golpes no se sentían tan mal últimamente, se repetía Niall, intentando tener algo positivo en su mente. Sintió otro golpe en su estomago y el aire comenzó a escaparse entre sus labios, mientras llevaba sus manos hacia allí.
-Detente, Harry, por favor.-Pidió entre sollozos pero el oji-verde parecía no escucharlo. En realidad, la voz de Niall le molestaba, le irritaba.
Él solo necesitaba desahogarse, no escuchar al idiota de su novio quejarse. Entonces su puño viajó hasta la nariz de Niall y la sangre brotó con rapidez, como era costumbre. El rubio cerró sus ojos mientras sentía sus labios mojarse por la sangre e intentó limpiarse con su lengua. La sangre era rara y dulce, como el vino de cerezas.
El cuarto de baño quedó en completo silencio mientras Niall llevaba su mano hasta su nariz, que aun se encontraba sangrando. El rubio pudo escuchar un jadeo por parte de su pareja y supo que estaba había salido de su pequeño encierro y comenzaba a darse cuenta de lo que había sucedido. Niall soltó un sollozo, conteniendo los quejidos por el dolor. Al menos, esta vez había sido menos.
-Dios, Niall.-Murmuró su pareja y el rubio posó sus ojos sobre él, las lagrimas acumuladas en sus ojos lograban que se le dificultara verlo bien pero aun así podía notar la angustia marcada en el rostro de él.-Siéntate en la tapa del retrete, te curaré.-Y allí estaba lo que Niall quería escuchar, lo que lo calmaba. Aquello era lo único que lo mantenía de pie mientras era golpeado, porque sabía que después de aquel horrible momento Harry lo trataría con cuidado y cariño, como si se tratase de una figura de porcelana.
(...)
Sus peleas siempre terminaban de la misma forma, sexo. Y ahora Niall tenía su cabeza recostada sobre el pecho de su pareja, mientras este le acariciaba su cabello con cariño. Harry no es mala persona, al menos no para Niall. Para él...Oh, Harry lo era todo. Era su pareja desde hace tres, casi cuatro años y se sentía muy afortunado de poder estar a su lado. Él claramente no estaba a la altura del castaño, era una miseria pero aun así valía algo en la vida de su pareja, o eso le gustaba creer.
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Cherry wine.-OS Narry
De TodoHarry es boxeador, Niall su saco de boxeo. Basada en la canción Cherry Wine de Hozier.