Capítulo 27

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*Narra E*

-Carm...

Ella solo pudo sollozar un poco como respuesta debido al pañuelo.

-Te han dado en la trombosis... Es la vena letal que pasa por la pierna. Lo siento mucho-intenté no parecer nerviosa, pero que creéis, ¿qué es fácil ocultar el nerviosismo por estar rodeada y perder por un número aplastante? Dios...encima ella moriría ante mí-.

-E...-se quitó el pañuelo de la boca-, debo confesarte una cosa.
-Dime.
-Son los asesinos...
-¿Te refieres de...?
-Si-se puso en pie-.
-¡Eh eh te desangrarás más rápido!
-Venga ya E, estoy en mis últimos minutos, sé permisiva-me sonrío; no esperaba una contestación así la verdad, pero es que solo de verle la cara en el transcurso de haberse puesto de pie era aterrador...pero en cierto modo, lo habrá hecho para que sea más rápido-.
-Bueno...-me acomodé en el suelo-, dejaré que seas alta por una vez-sonreí por hacer cónclave de que le sacaba una cabeza-.

Su contestación fue una leve risa.

-Deberías volver con Thabata..-añadió mientras se quitaba el torniquete-.
-Carm...-aparté la mirada-, dejarte sola ahora...
-Una pistola, es lo único que necesito-diciendo esto último se desmayó-.
-Carm-me asusté, ¿tan mal estaba ya...? Pero...tengo que aprovechar-.

Busqué por la habitación algo afilado con lo que Carm pudiese irse sin convertirse; la solución fue un pequeño trozo de cristal de seguramente una botella rota. Me acerqué a su cuerpo frío para acabar con su vida. Agarré fuertemente el cristal en un esfuerzo de sacar fuerzas, pero las fuerzas me traicionaron cuando vi que el cuerpo de Carm se movía lo qué me llevó a preguntarme si estaba viva o muerta.

-¿Carm?
-E...
-Carm-me arrodillé ante ella-. Lo siento...
-Solo te quiero pedir una cosa-susurró mientras sacaba de su vaquero ensangrentado un colgante plateado, ahora bañado en sangre-. Tengo un hermano del que me separaron-tosió expulsando sangre-, se llamaba...
-Carm...-los ojos se me inundaron en lágrimas; ahora no-, Carm despierta-la moví del brazo-.

Justo ahora...eso explicaba porque siempre estaba tan cerrada...eso explica su comportamiento... Lo siento Carm. Pensando esto las lágrimas al fin mojaron mi cara durante unos instantes, sabía que debía hacer y con gran pesar, logré clavar el cristal.

-E, mente fría-me dije frente al colgante; guardaba una foto en su interior con dos fotos:una de ella con un crío y otra con dos figuras mayores, imagino que sus abuelos-. Joder...-volví la cabeza a su cuerpo-, de verdad que lo siento...-supongo que si veo al hermano será más fácil que lo viese a que se lo explicase, pensé mientras me lo colgaba del cuello-.

Después de poco rato más me centré en Thabata, debía ayudarla; volví a agarrar la escopeta y mi revólver para salir, no sin antes echar la vista atrás para ver el cadáver de mi amiga, pero antes de siquiera ponerme la escopeta por la espalda oigo un disparo...disparo que me impide reaccionar. Un segundo me hace reaccionar logrando que corriese hacia la puerta y la abriese, para verme en la situación de Thabata herida y apunto de disparar otra vez, se lo impedí, la metralla se movería más aún con otro disparo.

-¿Qué haces?-me preguntó ella-
-A Carm le han dado en la trombosis, no puedo hacer nada por ella..-pareció quedarse petrificada-. ¡Thabata!-fue lo único que pude hacer cuando visualicé a un tío apuntando y disparando a Thabata. Pero cuando le disparo ya le había dado varias veces a mi hermana, a ella si podría ayudarla. La llevé a la habitación en la que estaba el cuerpo de Carm y atranqué la puerta con una silla. Había logrado que los botiquines de la planta de arriba estuviesen en mi mochila por la expedición de hace un rato, por lo que tenía material...ahora me queda lograr quitar toda la metralla de su cuerpo sin interrupciones de los asesinos... ¿Imposible o improbable? ¿Como lo llamó? Tomo los pañuelos de Thabata y miro donde tiene heridas; oreja y clavícula...hermana, saldrás de esta.

Con la oreja me bastó con extirparla, sin embargo noté como la tranquilidad se esfumaba; los tiros comenzaron de nuevo, ¿sigo o qué se supone que deba hacer? No podía dejarla así pero tal vez sea la oportunidad para matarles a todos o tal vez deba idear un plan de escape...exacto, escapar...

-Thabata-me giré a ella-, ¿debería huir? ¿debería dejarte así? No sería ético...lo sé, tal vez no salga de esta-esta vez me dirigí a ella cogiéndola de la mano-, hagamos un trato; te curo por completo y te dejo con los...nuevos, vamos a llamarlos, ¿te parece mal?

Un silencio en nuestra habitación se hizo.

-De acuerdo...te quiero hermana-la besé la frente-, sin más interrupciones volvamos al trabajo-dije poniéndome de nuevo a abrir la herida-.

Una vez sanada, cerré la herida... Se veía fatal; había vendado toda su cabeza por la herida en la oreja y el torso por la clavícula y realmente no pensé ver a alguien así en mi vida, aunque con este mundo ya cualquier cosa así es posible.

Miré por la ventana; apenas quedaban muertos y no había vivos a la vista y tal solo estábamos a dos pisos de altura...de acuerdo adelante. Puse un pie en el marco de la ventana y de repente me pudo una nostalgia...que solo viví con Lele; empezar con las bicicletas las tres juntas, comenzar infantil con los mismos amigos y pasárnoslo genial... Me giré hacia Thabata, su rostro seguía amordazado por sus propios pañuelos, pero mostraba tranquilidad y paz...no podía creerlo... Salté del marco y me posé en su pecho... ¿Dónde estaban los fuertes cantares de su corazón? Sus latidos habían cesado...me fijé, era todo... había logrado tratar la herida, no sé el porqué de su estado...al dejar de estar mirando su estado me di cuenta de que estaba rodeada de sangre, se habría desangrado tal vez...sería lo más coherente ¿no?

-Lo siento de nuevo..-me retiré esta vez oyendo como alguien subía las escaleras, los disparos habían cesado...hora de irse-. Te quiero-dije sollozando ya colgando del marco de la ventana-.

Al tirarme sentí como en mi rodilla un ligero dolor muscular, sin embargo mi concentración fue el terreno, no pareció haber ningún muerto, de seguido mi concentración se centró en los primeros rayos de luz que empezaron a salir del horizonte, me volvió a entrar la nostalgia de mi hermana...

-Ey, ¿quién eres?

Elevé la mirada hacia la ventana para encontrarme con un hombre de alta edad con un fusil de precisión.

-¿Eres sorda acaso?
-Debo irme... Lo siento-añadí a la par que cojeaba hacia el bosque-.
-No me hagas tener que disparar chica.
-L-lo siento...debo irme.

Un agudo dolor en la pierna me hizo gritar y caer al suelo.

-¡Relájate Solas!-oí a una voz femenina-.

Me fui arrastrando hacia el bosque sin querer causar problemas.

-¡Se escapa!-oí gritar a ese tal Solas-
-¡Detente!

El silencio me dio tiempo para ponerme a duras penas en pie y salir corriendo, de forma más dura que la de ponerme en pie. Llegué hasta esconderme detrás de un árbol. Ese tramo de apenas veinte metros me había hecho casi marearme del cansancio...o del dolor, no sabría decir.

-¿Dónde te hayas chica?-volví a escuchar a la voz femenina- No vamos a ocasionarte daño alguno, no más que el que te provocó el cascarrabias de antes.

Repuse fuerzas mientras intentaba encontrarme, y de seguido me seguí arrastrando hacia el campamento hasta que su voz se evaporó en el aire, el cansancio se hacía cada vez más pesado y las ganas de echarse a llorar aumentaban por momentos. Ahí fue cuando me levanté y caminé los pocos minutos que quedaban en hasta el campamento.

-¿E?-escuché a Lobo-¡Kazma!
-Mierda...
-Chicos no es para tanto, estáis exagerando-lo último que noté antes de caer inconsciente fue encajar con unos brazos-.

Adiós mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora