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Era un día como otro cualquier otro en la universidad , las clases habían comenzado como siempre , mientras las primeras horas transcurrían en calma total .

Solo faltaban alrededor de cinco minutos para que la última clase antes de receso se diera por concluida , así que decidí comenzar a guardar mis pertenencias y objetos correspondientes a la clase , mientras garabateaba algunos dibujos en algún otro cuaderno , esperando el tan añorado toque , para poder bajar finalmente y encontrarme con Jair , al que le había prometido que comeríamos juntos hoy.

El sonido de la campana indicando receso por fin había llegado . Me levanté de mi asiento y bajé rápidamente hasta la cafetería , pensando en que por fin podría estar a solas con Jair , la persona que amo .

Esta sería mi oportunidad para poder confesarle mis sentimientos , algo que había querido hacer desde hace mucho tiempo atrás , pero que por temor al rechazo no había hecho , y ahora que por fin tenía la iniciativa , no dejaría escapar esta oportunidad , y con los nervios de punta , proseguí mi camino .

Cuando llegué a la cafetería , lo primero que hice fue buscar a Jair con la mirada, encontrándolo rápidamente , sentado en una de las mesas de al fondo , y este al percatarse de mi llegada , gritó en mi dirección , saludándome con la mano , a lo que yo alegre le correspondí el saludo , y acto seguido fui a por mi comida , tomando de entre esta , un sándwich de jamón y un jugo de naranja , para después caminar en dirección al azabache .

Al llegar me senté a su lado , y comenzamos a platicar de diversos temas , era una conversación alegre , que provocaba de vez en cuando leves risitas por parte del menor , lo cual desde mi punto de vista era algo sumamente adorable ,solo esperaba el momento adecuado para poder confesármele , pero , de repente mis pensamientos fueron interrumpidos por Jair , tomándome del brazo , y preguntándome si lo acompañaba a un sitio que quería mostrarme ,a lo que yo asentí y comencé a seguirle , permitiéndole me guiase al sitio del que hablaba.

Así estuvimos caminando un par de minutos , hasta que paramos en un pequeño parquecito localizado en la parte trasera del edificio , era realmente hermoso , y al verlo no pude evitar el poner una expresión de asombro , pero , lo que más me sorprendió es que no había ni una sola persona alrededor , cosa que a la vez me alegró , este podría ser el momento y el lugar perfecto para poder confesármele , así que ya decidido por lo que haría a continuación , primero le ofrecí sentarnos bajo uno de los árboles que se encontraban en aquel mini parque , el accedió con gusto y nos dirigimos hacia el árbol , corriendo para ver quien llegaba antes , y una vez bajo la sombra del árbol , yo me senté bajo esta , mientras el se dedicaba a observar a su alrededor , admirando las vistas del árbol , ya que se encontraba sobre una pequeña colina, entonces lo tome de la muñeca y le llamé por su nombre , en búsqueda de su total atención.

-Ja , Jair , hay ... algo que he querido decirte desde hace ... mucho tiempo atrás , la , ve , verdas es... - no podía dejar de tartamudear , y mis brazos comenzabab a debilitarse , me sentía muy nervioso por lo que estaba a punto de decir , jamás pensé que sería tan difícil el poder confesársele a otra persona , pero entonces fue ese el momento en el que él se sentó repentinamente sobre mis piernas , sorprendiéndome por su acción , y puso un dedo sobre mis labios.

- shh , se perfectamente lo que quieres decirme –decía con una sonrisa un tanto pícara – yo también te amo Fernando – soltó por fin , para después plantar un beso en la comisura de mis labios , acto que me sorprendió aun mas .

Yo estaba completamente en shock por lo que acababa de suceder , sonrojado hasta las orejas , en verdad no esperaba que el hiciera eso , así que el simplemente rió un poco y rodeó mi cuello con sus delicados brazos , volviendo a unir nuestros labios , pero esta vez yo le correspondí el beso adecuadamente y lo tome de la cintura , pasando mis manos por atrás de ella , profundizando el beso aún mas , a lo que comenzó a soltar ligeros gemidos , pero tuvimos que separarnos debido a por falta de aire , dejando atrás un hilo de saliva que mantenía a nuestras bocas unidas , al momento que yo maldecía a mis espaldas el tener que respirar , pero , el habernos separarnos , me permitió observar el leve color carmesí que comenzaba a invadir el rostro del menor .

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⏰ Última actualización: May 22, 2016 ⏰

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