- De prisa Alejandro, ya vamos tarde- dice Samuel mientras sale de su casa, dejando la puerta abierta para que su acompañante salga.
- ¡Estoy en eso!- exclama cuando se dirige a la entrada, cerrándola tras él.
Ambos suben al auto aparcado en el jardín, e inician su habitual recorrido.
Al fin ha llegado el día que tanto ansían, ese que los mantiene con una sonrisa pícara durante la tarde, imaginando ampliamente los placeres que les brindará la noche.
La chica de ésta vez, porta el nombre de "Lucie", tiene el cabello largo y rizado de color negro, la piel morena clara, ojos color marrón, y sus escasos 17 años la convierten en un bocado delicioso.
Camino a su destino, Alejandro alcanza a vislumbrar una silueta femenina delgada.
- Acércate, Samuel - Ordenó Alex.
Casi de inmediato ya estaban a unos pasos de la muchacha. Era Lucie.
Es joven pero sabe cuando algo anda mal, pudo notar como el auto tras ella estaba siguiéndole el rastro bastante de cerca, aún así sólo apresuró el paso, mala idea querida Lucie, mala idea.
Samuel se percató de que la pequeña trataba de huir, entonces aumentó la velocidad del auto. En unos segundos ya le seguían el camino igual que al principio.
- Dejemos de jugar- pronunció Samuel, aumentando la velocidad una vez más. ambos persiguen a la chiquilla que ahora corre desesperadamente, consciente de lo que le espera. Pero olvida que una pequeña, nunca correrá más rápido que un auto.
Da vuelta por un callejón oscuro, no hay salida y lo sabe, finalmente se da por vencida dejándose caer sobre el sucio piso callejero, derramando lágrimas sin sentido.
Los dos hombres, a pie, se acercan curiosos del porqué la joven se rindió tan fácilmente, de pronto Samuel deja caer una bofetada, marcando la mejilla izquierda de la desdichada.
- Deja de llorar, tu martirio apenas está por iniciar-
- ¿Para qué gastar tus patéticas lágrimas?, no nos conmueve tu estúpido llanto de niñita mimada- agrega Alejandro.
- Con nosotros aprenderás a comportarte-
Acto seguido, Samuel patea el abdomen de la tipa, mientras que su cómplice le golpea la cabeza, dejándola inconsciente.Poco a poco, la desafortunada Lucie, empieza a volver en sí, creyendo que todo fue un sueño, uno muy extraño.
Se percata de que no está en su habitación, sino en un cuarto desconocido, los muros se extienden alrededor de ella con un color rojo escarlata, y "decorándolos" hay decenas de artificios que no había visto jamás.
- ¿Qué tal lindura?- pregunta Samuel
-¿Quién eres?
De repente, aquel hombre alto, le propina una sonora bofeteda
- ¡responde cuando te pregunto algo!
Vamos, no seas tan duro con ella es su primer día.
Pensó
- Te explicaré como funcionan las cosas aquí:
Primeramente, estás en este lugar por única y exclusivamente una razón : satisfacer nuestros más depravados, profundos, e inimaginables deseos sexuales, tu estatus no vale más que el de un perro, de hecho tenemos un perro al que le gusta disfrutar de ustedes, de vez en cuando te tocará consentirlo .
No puedes hablar a menos que te lo ordenemos, pero no te será muy necesaria esa boquita más que para complacer, además no hay mucho por preguntarte, ya que te hemos investigado desde hace tiempo, conocemos tu nombre, los de tus padres, dirección, incluso tu edad. ¿Acaso tener 17 no te parece excitante?; para nosotros si lo es, te diré un secreto cariño. Y acercándose su oído, susurró:
- Sólo nos gustan de 17.
Al término de esa pequeña frase, siguió su largo discurso.
- Nunca ha estado en este lugar una mujer que no tenga 17 años, te preguntarás ¿Qué hacemos cuando cumplen 18? Pues eso ya lo sabrás, a su tiempo.
Por ahora tu estancia aquí es bastante limitada en acciones, lo único que debes hacer es seguir órdenes y por supuesto, lo demás es una sorpresa.
Dicho esto, Samuel abandonó la sala en la que Lucie se encontraba, dejándola en compañía de sus pensamientos.Rápidamente pasaron por su mente breves imágenes de su corta y patética vida, escenas de sus consentidores padres que siempre creyó malos, sus amigas que la seguían cual perros, las chicas a las que hirió con sus caprichos.
Lucie no sintió remordimiento alguno, por su culpa había muerto una chica y ella no podía estar más feliz, era malvada, lo sabía, aun así el hecho de pagar todo de esa manera la ponía furiosa, estaba bajo la influencia de su egocentrismo, al grado de considerar completamente merecido aquello cuanto deseaba, incluso mucho más.
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Are you sure?
Short Storylos chicos de "Not limits fun" lo hicieron de nuevo, solo que, está vez, con una chica de 17 años aunque, realmente... lo merecía