EL MISTERIO DE LA SELVA

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¿Conoces al quien te invita a morir cuanto te quieres matar?

¿Conoces tus pesadillas y quienes lo disfrutan?

Hoy amaneció con un día majestuoso; la brisa de la mañana aromatiza la aurora del alba. Hoy iremos a la chacra a buscar hojas de irapay para remendar el techo de nuestra casa de paso montearemos un poco para cazar lo que podamos encontrar.

Mamá Elsa siempre era muy atenta puso en la bolsa de Alberto Lopez un poco de fariaña y azúcar, por supuesto también una cajita de fósforo que nunca debe faltar cuando sales a la selva; Después de estar listos marchamos, don Alberto y el viejo Rómulo. Iban hablando que irán pasando la quebrada de "San Martín" quedaba a 12 kilómetro dentro de la vasta selva; decían que muy pocos llegaban hasta allí por que era muy peligroso por ser selva virgen y quien sabe que animales viven allí.

Caminamos ocho horas sin descanso teníamos que llegar antes que caiga la noche, acampariamos pasando la quebrada; era importante llegar a esa zona por que las hojas para los techos eran mas abundante y mucho mas largas. Los arboles eran tenebrosas que parecían tocar el cielo, los animales se podían encontrar a cada paso que por ratos asustaban al venir aparecerse de la nada. Veías una sacha vaca que corría de pronto por ser sorprendido; se terminaban los senderos, pequeños caminejos que se desaparecían por ratos:

-aja ¿escuchas la quebrada?

Dijo el viejo Rómulo.

-esto es la quebrada de san Martín. Reafirmo.

En un claro se reunieron para fijar el campamento ya que la noche caía de prisa; levantaron la fogata para mantenernos protegido de cualquier peligro que nos pueda presentar la naturaleza. Los arboles dejaban ver muy pocas estrella por la magnitud de sus tamaños, las tinieblas de bajo de ellos eran mas espesa; el sonido de los grillos nocturnos de muchos animales que se despertaban en esos momentos se podían oír en total armonía.

Pasaron las horas, la selva dormía en calma; nos juntamos en la fogata para tomar un shibe de la fariña que Alberto Lopez trajo en su talega. El viejo Rómulo tenia mucha experiencia sobre la selva porque era maderero por muchos años, que siempre tenia historias sorprendentes que les había ocurrido; historias que no pudo sostener esa noche que comenzó a narrar como el sólo sabia hacerlo.

Con los nervios aterrados sus oyentes escuchaban pero sorprendidos al mismo tiempo por lo misterioso que puede ser la manigua; de pronto en medio del relato un chillido de perro se escuchó a la distancia:

-esperen ¿escuchan eso?

Dijo Don Alberto porque era imposible encontrar perros a esa distancia el viejo Rómulo trató de ignorar el comentario diciendo:

-El viento hace andar por kilómetros al sonido.

Desconociendo continúa con su relato de algo parecido que le había sucedido en alguna excursión que hizo pero el gemido del perro volvió a escucharse pero con más intensidad que llamó la atención en serio de todos. Un instante se quedaron mudos porque el sonido era degollador desesperante, agudo e intenso; se hizo escuchar también el cacareo desesperado de una gallina ya eran dos animales domésticos que se escuchaban en esa lejanía.

-esto no es bueno dijo don Alberto.

-Que podrá ser.

Los llantos se acercaban más el sonido llegaba del este en dirección del pueblo un gato también se deja escuchar pero del oeste. El viejos no se dejan intimidar por los llantos que se escuchaban; decidieron juntar mas leña para avivar el fuego, si las criaturas deciden aparearse estarían preparados alistaron sus retrocarga para prepararse para lo pero.

Sus mentes no podían ignorar el suspenso que les tenia entumecido sin habla; todos estaban alerta mientras se añadían mas animales diurnos.

-ya están mas cerca. Afirmé

Un llanto de bebe exasperado también se oye que se confunde con el llanto del gato; el perro de repente se oye mas desafiante acrecentado como un tono de un bramido. Ya los sonidos se oyen a medio kilómetros, se añaden gritos de personas gimiendo, pidiendo auxilio; las hojas de las lupunas empiezan a sonar crujen las aves, monos se oyen también.

Por la oscuridad no se podían distinguir el color de los rostros que traían por el susto pero la voz alterada angustiada si se podían escuchar. El viejo Rómulo daba indicaciones para machacaran ají por que muchos dicen de los espíritus temen a ese fruto en pate con agua disolvían echando al rededor del campamento:

-Creo que es la madre de la selva. Afirmar don Alberto.

Madre le dicen los comuneros de la zona a todo espíritu inexplicable que protege a sierras cosas o ciertos lugares. Un frío recae en el lugar don de están, un torbellino de animales se acercan animales de toda especie se oyes a todo el entorno del campamento como si fuesen aparecerse pero no se ve a ningún; el grito de bebe se hace agudo que penetra toda valentía que el viejo Rómilo comienza a gritar y dio dos disparos si dirección alguno mis oídos retumbaba a punto del colapso.

Las fieras también se acercaban haciendo temblar el suelo Don Alberto dice que tenemos que regresar mientras podemos; un relámpago nace a media altura que despierta a los viejos para echar a andar agarramos las linternas, machetes salimos de prisa.

Gritos de monos desafiante se oyen a centímetros pero la vista no lo ve fieras que retumban la selva se pronuncian; en la vigilia abrían se sendas sin detener las hojas secas crujían con serpientes que se arrastraban siguiéndoles a matarlos los gritos aturdidos por un segundo se armonizan para soltar una voz de demonios que se hace presente para pronuncian sus nombre:
-¡nooo escaparannn!

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⏰ Última actualización: Sep 02, 2017 ⏰

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