Eien Friends

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Los amigos nunca se pierden. . .

¿Qué es un amigo para ti?

Con un bostezo se incorporó en el lugar en el que estaba acostado anteriormente, con los ojos entrecerrados sintió un calor enorme.

¿Qué estaba sintiendo? Hace lo que parecían ser unas pocas horas estaba recostado plácidamente en una nube de hielo. . . Nieve, le llamaban. . . Y por plácidamente se refería a, básicamente, muriendo de hipotermia.

Su mirada se tornó más clara en tan solo momentos. . . Horribles momentos en los que recordaba las lagrimas derramadas en aquella fría noche glacial. . .

Era triste escuchar su llanto.

Era peor observar del otro lado.

Recordando el motivo de sus lágrimas, miró arriba. . . Si existiera un Dios en tan horrible mundo seguro se estaría riendo de él. Perdidamente enamorado de su hermano, un torturador. . . Síndrome de Estocolmo, le decían. Que nombre más estúpido.

- Baja de una vez, ¡Basura! - Tétrica ordenanza.

- . . . - Carencia de Palabras.

A pesar de la temperatura tan baja, unas gotas de sudor corrieron por su frente hasta su quijada a la par que se levantó de su tan cómodo trono, ¿Se le podía llamar trono a un pequeño trozo de tela? Pues para el pequeño esqueleto, parecía ser que sí. . . Con un suspiro seguido de una torpe mueca, se levantó mientras caía en sus pensamientos, y, por inercia. . . Se reunía con sus preciadas vestimentas. . . Iba apenas por el pantalón cuando un pensamiento destacó entre la lluvia de voces en su cabeza. ¿Cómo había llegado a su cama?

. . .

. . .

. . .!!

Con las cuencas de los ojos muy abiertos, el esqueleto menor no perdió un segundo más en su habitación, vistiéndose completamente para seguidamente bajar las escaleras de su casa entusiasta, era la primera vez en años que estaba tan animado, exceptuando las veces en las que se encontraba cerca de su jefe, su amor. . . Su vida.

Pero esta vez no lo hizo. . . No se había encontrado con él.

Sino. . . Con. . . Ellos.

¿Qué hacían ahí?

No había señal alguna de su Jefe, solo podía encontrarse con la mirada de esa flor dorada y ese niño. . . Niña. . . Lo que fuera que sea, daba igual.

¿Qué hacían ahí?

El silencio casi demasiado embarazoso paró una vez que la flor, posada en la cabeza del niño, que a la vez se encontraba sentado frente al Televisor encendido, soltó lo que parecía ser un mar de palabras.

- Papyrus nos había pedido cuidar de ti mientras él no estaba. - Mentira o Verdad.

¿Era cierto lo que sus cuencas auditivas le contaban? La flor le estaba diciendo que su hermano, el mismo torturador psicópata que lo maltrató desde su nacimiento, se había preocupado tanto como para mandar a esos dos a cuidarlo. . .

Era una linea de peligro, la que el Esqueleto mayor había sobrepasado. . . Pero ¡Oye! Aún no sabía si era verdad. . . Lo que las mentiras esconden es usualmente algo terrible, y si era jugando con sus sentimientos, ¿Por qué vendrían de parte de las únicas personas bondadosas en ese mundo?

Lo que sea que pasaba, era confuso hasta para ti, sí. . . El que está leyendo esta historia.

- El desayuno está en la mesa, pensamos que te interesaría probarlo . . - Duda Inevitable.

Era dudosa la procedencia de, no solo el alimento, sino de sus palabras. Con un paso hacia adelante, poniéndose en frente del televisor prendido, tomó la atención de el/la niño.

- ¿Es esta una especie de broma de mal gusto? ¿Dónde ha ido mi hermano? - Tremenda Desconfianza.

Sans había escuchado a su hermano gritarle mientras el estaba en la habitación, no era idio. . .

- Salió una vez te gritó que vengas. Parecía apurado. - Afirmación Creíble.

El Esqueleto se dio la vuelta a la par que observaba el Televisor que especificaba la hora, las 9:35. Parecía razonable, no era la primera vez que este enloquecía por llegar temprano a su entrenamiento con Undyne. Como sea, era la primera vez que se preocupaba tanto como para prepararle el desayuno y dejar a dos niños para que lo cuidaran. . . Como sea, era un paso adelante.

¿O no?

Podía ser una mentira.

Nadie le da la buena noticia al demonio.

- ¿Sabes? - ¿?

- Deberías hablar con él. - ¿!

- Flowey y yo, siempre estamos juntos. . Porque es imposible separar a una persona que ama a otra. Es lo que nos hace especiales. . . Somos Amigos Eternos. - No como nosotros.

Es complicado.

No somos iguales.

Es doloroso.


Los placeres violentos terminan en violencia, y tienen en su triunfo su propia muerte, del mismo modo que se consumen el fuego y la pólvora en un beso voraz.

- Romeo y Julieta, acto II, escena VI

Más Que Mi Mascota [TERMINADA] [UFFoncest]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora