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Se lavó los dientes, salió del baño y miró fijamente a su armario para decidir qué ponerse. Parecía ser un lindo día, por lo que decidió usar una camisa sin mangas despojada que dejaba ver el tatuaje que tenía en la espalda. Media hora más tarde, ChanYeol estaba fuera de su departamento en el quinto piso, mirándose en un gran espejo que estaba en el pasillo, se fijaba su cabello castaño cuidadosamente mientras esperaba el ascensor.

—Oh, buenos días...—saludó cortésmente, una vez que entró en él, haciendo una breve reverencia a la anciana que vivía un piso más arriba que él.

Casi corriendo, salió de su edificio y se metió en su auto, conduciendo rápidamente hasta llegar al campus con sólo dos minutos de sobra. Jadeante, entró en un gran salón que estaba repleto con alrededor de cien estudiantes, buscó con la mirada hasta que se encontró con una cara familiar que le sonreía, señalándole que había reservado un asiento a su lado para él.

—Gracias...—dijo ChanYeol, aun teniendo problemas para respirar—Tengo la suerte de tener que compartir esta clase contigo.

—Tú no tienes suerte, eres tonto por tener que tomar el ramo por segunda vez.—le dijo el chico de pelo rubio a su lado con una sonrisa, esquivando rápidamente un golpe que ChanYeol dirigía a su hombro.

Fueron interrumpidos en ese momento por un hombre alto de unos 50 años, que con un pequeño movimiento de mano hizo que toda la clase quedase en silencio.

—Bienvenidos a Economía Avanzada. Y para aquellos que están tomando el ramo por segunda vez...—el profesor tomó una pequeña pausa para mirar a unos pocos estudiantes que reconoció del año anterior, ChanYeol entre ellos—Bienvenidos nuevamente.

ChanYeol miró a su alrededor y se dio cuenta de que habían muchas caras conocidas en el salón, por lo que se sentía un poco mejor sabiendo que no era el único que tenía que tomar ese ramo por segunda vez.

Tenía 25 años, estaba a sólo un año de graduarse y no podía ser más aterrador para él. Al principio, todo lo que había querido hacer era terminar la universidad y obtener su título, para así finalmente ser capaz de trabajar en lo que más amaba, el periodismo. Siempre había querido trabajar para un periódico y escribir historias noticieras, por lo que no tenía dudas al elegir la carrera. Ahora, sin embargo, había comenzado a darse cuenta de que nada era tan fácil como había pensado, y estaba empezando a flipar con la idea de que lograra graduarse pero sería demasiado tonto como para conseguir trabajo en una revista o periódico y terminar trabajando en una cafetería, una tienda de azar, o lo que es peor, estar sin empleo.

—Yah...—dijo el chico rubio a su lado, golpeando a ChanYeol en las costillas—Te hicieron una pregunta.

—¿Señor Park?—el profesor volvió a llamar, y ChanYeol lo miró con una expresión en blanco, sin tener idea de lo que el maestro había estado hablando.

—La ley demanda que el precio y la cantidad demandada en un mercado determinado, están inversamente relacionados...—el rubio le susurró a ChanYeol y este apresuradamente repitió en voz alta lo que su compañero le sopló.

—Tuvo suerte, o más bien suerte de tener a su amigo.—el profesor miró a ChanYeol con el ceño fruncido, y añadió—Si usted no desea tomar este ramo por tercera vez, le sugiero que preste más atención. El señor Byun no estará a su lado para que le dé las respuestas el próximo año.

Toda la cara de ChanYeol se puso roja mientras trataba de evitar las miradas divertidas del resto de los estudiantes. Demasiado miedo a ser llamado una vez más, prestó extrema atención durante el resto de la clase, y cuando por fin terminó, tomó sus libros, su mochila y salió de la clase en un instante.

La segunda vez es diferente ↬ ChanBaek ↫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora