Un 27 de Marzo de 1877 en Canadá, un gran acontecimiento llamado como “los amantes sin control” Elena Robinson y Charlie Johnson tenían una hermosa relación, todo era amor y paz. Hasta que este saco la bestia, su lado más oscuro. La gente del pueblo descubrió que la familia Johnson ocultaba un gran secreto, ¿Cuál secreto? En realidad no lo sé, y lo peor es que es mi propia familia, no se pueden ver con los Robinson, es una pelea eterna, y ni siquiera sé porque, mi familia no me lo quiere decir, siempre que pregunto me ignoran y yo insisto en saber, pero ninguno se atreve a contestar, lo único que sé es que en Diciembre de ese mismo año un pariente de mi familia, Gregory Johnson, el viejo más conocido y codiciado del pueblo, hizo un tratado con el señor Jake Robinson. Ninguno de nuestra familia podría salir con la familia Robinson, ninguno podría hablar de lo ocurrido y bajo cualquier circunstancia ¡No te enamores de un Robinson! No entables ningún tipo de relación con ellos. Todo cambio desde ese día, en que lo conocí, mi nombre es Arianna… Arianna Johnson y me llamarán extrañara, pero mi familia ha sido muy respetada por los habitantes de aquí, mi cabello es de un color extraño-hermoso, es castaño oscuro, a veces se pone castaño claro, a veces le salen mechitas amarillas, y en otras ocasiones se tornan las mechas de color rojo. Mis ojos son cafés, no cualquier café, es un café exótico, un café ¿sexy? se tornan oscuros y varias veces claros. ¿Y si les digo que desde los 5 años algo me persigue? Tal vez exagero, o son alucinaciones. Pero siempre he tenido esa sensación de que alguien me sigue, me espía, me da miedo y a la vez me llena de mucha curiosidad.
Me acuerdo cuando tenía 5 años, estaba jugando con mis primos, en la casa de mi abuela, quedaba en una montaña con árboles grandes, y fuertes, con mucha grama y flores, el cielo estaba nublado y se avecinaba una tormenta, aun así seguimos jugando, a medida que nos íbamos acercando más al pico de la montaña, sentía que alguien me perseguía, corría, saltaba y gritaba junto a mis primos, pero luego quede completamente sola y cuando mire hacia atrás y de repente lo vi. Había un chico de mi edad atrás de mí, un poco más alto, vestido de negro, no le distinguí bien la cara, pues cargaba una capucha negra, al mirarlo salí corriendo lo más rápido que pude quería salir de allí, me sentía con miedo e indefensa, y a la vez mal y culpable por dejar a mis primos ahí con ese extraño. Baje y baje la montaña, me tropezaba con las ramas de los árboles, los arbustos, me caí y rodé, pero no sentía dolor, estaba aterrada, porque cuando miraba hacia atrás ese chico se encontraba ahí justamente atrás de mí, me sentía cansada, no podía respirar, pues claro, mi cuerpo no puede aguantar tanta adrenalina, menos mal y soy rápida corriendo, cuando llegar a la casa, dejando atrás a mis primos, sé que no les ha pasado nada, porque el hombre de negro me persiguió a mí y aun así estaba muerta del miedo. Si lo vuelvo a ver no lo reconocería, era tanto mi miedo que no le detalle bien todo su cuerpo. Luego a los 12 me encontraba en casa de mis amigas, y luego de hacer las tareas me senté en el patio, como de costumbre y lo vi de nuevo, parado al frente de la casa mirándome, me quede en silencio, no podía gritar o hablar, solo lo mire, luego paso un autobús y el ya no estaba. Le comente a mis familiares de esto y recuerdo que mi madre quedo impresionada, como si supiera algo y lo único que dijo fue “Arianna, ten cuidado y no vayas a ningún lado sola” le exigí que me dijera lo que ocurría, ella sabía algo y no me lo decía, no me prestó atención, estaba tan furiosa con ella, conmigo, con mi padre, con mi madre, con mi abuela, ¡Con toda mi familia! Así que solo recuerdo que les dijes “Bien, muy bien, no me digan nada” y me fui a mi habitación sin querer hablar con nadie.
¡Pin! ¡Pin! ¡Pin!...La alarma me despierta, después de unas bellas vacaciones de verano. Genial, otro día más, en el que debo aguantar a mi bello profesor de biología… no es que no me guste la biología, es que este profesor me irrita, siempre nos pone negativos o nos regaña por el mínimo comentario o movimiento que hagamos, pase muy bellas vacaciones y no quisiera volver con el pie izquierdo, mejor no pienso en eso…Mi comienzo al 3er año. Tengo 14 años y a tan poca edad, soy una persona muy madura. No tengo muchos amigos, y los pocos que tengo son los mejores que pueden haber, los demás solo son unos interesados… como el grupo de las “Nonly” se llamaban así por sus iniciales Natalie, Olga, Nancy, Lola y Yamileth, son unas personas que están pendiente de todos y cada uno de los chicos que están en mi curso y de todo el instituto, siempre buscan cualquier defecto en una persona para acabar con su autoestima, no me caen mal, pero a veces me desesperan y no me extrañaría que algún día me cansara y les dejara en claro que ellas no son las dueñas del lugar, se creen “las divinas” y me dan es pena, ellas no son nadie para tratar a una persona como si fuera algo extraño. Me gusta respetar a todos, para que me respeten a mí, mis gustos, y sin embargo, hoy en día son pocas las personas que respetan y se hacen respetar, de tan solo pensarlo me da una rabia, recuerdo que en primaria, en segundo grado, estaba comiendo gelatina de cereza que había preparado mi abuela, y llego Nancy junto con Olga, se sentaron a mi lado, me arrebataron la gelatina de mis manos y me la clavaron en la cabeza, fui el hazme reír de toda la escuela, y ellas reían como si nada, tuve que lavarme el pelo 3 veces ese día, porque sentía mi cabello todo empelotado, ya Arianna, recuerda, quiero llegar bien este año, mente positiva.