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ALI'S POV

Ahora recuerdo perfectamente por qué nunca antes lo había hecho. Culpabilidad. C-U-L-P-A-B-I-L-I-D-A-D. Una palabra, doce letras y un horrible sentimiento en el pecho que te hace sentir la peor persona sobre la faz de la Tierra. ¡Maldición, acabo de golpear a alguien! ¿qué creí que pasaría? ¿qué esperaba? ¿que me dijera "hey, que buen gancho" y me devolviera mi lugar? ¡Menuda estupidez! ¡Menudo problema en el que metí! ¡Menuda tonta!

Con el corazón latiendo muy rápido, me acerco tan rápido como mis temblorosas piernas me permiten a la chica que acaba de gritar. Intento repetidas veces apartar al muchacho inconsciente de ella, pero los continuos empujones y codazos que lanzan los presentes me dificultan la tarea.

Me prometo a mi misma que está será la última vez que lo intente, si no puedo simplemente lo olvidaré y disfrutaré de lo que resta del concierto.

Jalo de nuevo con todas mis fuerzas y esta vez, sin problema alguno logro apartar al imbécil-odioso-y-descortés de la chica de la que se había colgado unos minutos antes. ¡Demonios, demonios, demonios!

Tomo su brazo y lo enrollo alrededor de mi cuello con poca delicadeza. Las personas se siguen empujando entre si, lo cual hace que me balancee torpemente y pise una que otra vez los pies del chico.

-Llévalo a la enfermería-grita una chica a mi lado, indicándome con su dedo índice la dirección.

Asiento, y como puedo, me voy haciendo espacio entre el tumulto de gente sudorosa. Para cuando logro salir, estoy realmente agotada. Me examino la ropa y me doy cuenta de que estoy totalmente empapada de sudor.

Lo que faltaba.

Le dirijo una mirada envenenada al imbécil que cuelga de mi.

-Aún inconsciente arruinas el concierto de mi vida.

Por encima de mi voz suenan las primeras notas de "Low". Mi canción favorita. Ladeo la cabeza con enfado y piso su pie con ganas, esperando causarle aunque sea el más mínimo daño.

-¡Has arruinado todo! ¡Debería dejarte aquí tirado!-gimoteo.

No, no podría ser tan cruel. Pero sin duda debería pensarlo un poco, en definitiva es una buena opción. Sigo caminando hasta llegar a una descuidada puerta azul de la que cuelga un letrero con la palabra "enfermería" escrita en grande (con la peor caligrafía que he visto alguna vez). Suelto un largo suspiro. Quizá pueda librarme de él ahora.

Alargo mi mano para hacer girar la desgastada perilla, pero la puerta se abre incluso antes de que eso suceda, revelando a una joven bajita de no más de veintidós años con unas hojas en sus manos. Me la quedo viendo dubitativa, ¿cuándo las enfermeras dejaron de vestir de blanco y usar gorros ridículos?

-¿Y a éste qué le ha pasado? -pregunta abriendo mucho los ojos.

Ups.

-Se ha desmayado de la emoción -contesto con una sonrisa inocente.

-Esto sucede muy seguido -comenta con resignación- déjalo en la camilla. Ya regreso.-Aunque puedo notar en su mirada que no tiene intenciones de volver.

-Pero...

-En la mesa hay algodones con alcohol.-Y dicho eso, cierra de un portazo.

Perfecto. Mi idea era dejarlo aquí tirado para que alguien más se hiciera cargo de él, pero casi olvido que las cosas nunca salen como quiero. Con esfuerzo coloco al muchacho en la única camilla que hay en el pequeño cuarto con la excusa de que sólo hago todo esto porque ha sido culpa mía. Estoy asumiendo las consecuencias de mis actos, nada más. Ni siquiera quiero estar aquí.

Historias cruzadas » CD9Donde viven las historias. Descúbrelo ahora