Capítulo 1

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Hoy conocí a una chica.

Vio que estaba llorando.

Supongo que eso le pareció algo extraño. Pero las personas lloran, todo el tiempo, ya sea por algo bueno o malo,por tristeza o felicidad, ¿pero qué importa la razón?, el punto es que lo hacen, y a nadie debería importarle, es algo normal...

Se acercó hacia mi.

En su rostro había una mezcla de confusión y curiosidad.
Ella con un suave y dulce tono de voz, pregunto que era lo que sucedía.
No sabía que contestar con exactitud.

Le dije que se trabada de algo insignificante, que ya pasaría, que no se preocupara, que estaba bien y que simplemente siguiera con su camino, o lo que sea que estuviera haciendo.

Intente sonreír, pero lo único que conseguí fue hacer una mueca algo rara.

Ella me miro extrañada, como si no creyera en lo que había dicho, y con justa razón, un "estoy bien" es de las mayores mentiras que puede existir.

¿Por que decir 'estoy bien' cuando es más que claro que no es así?

Tal vez sea un impulso de la mente humana.

El mentir es normal, ¿no?

Todo el mundo lo hace, lo hará o lo habrá hecho más de una vez.

Ella seguia insistiendo en que no se llora por cosas insignificantes, como yo  le había dicho.

Y en ese instante me quebré. Lloré. Vaya que lo hice. Mi respiración era acelerada, mi pecho subía y bajaba frenéticamente debido a que me costaba trabajo mantener una respiración normal, de mis ojos rodaban innumerables gotas de agua salada que terminaban en la comisura de mis labios, y una que otra rodaba fuera de estas, se escurría por el largo de mi cuello y paraba cerca de mis clavículas.
Ella simplemente me abrazó, mientras me decía que sea lo que yo tuviera todo iba a mejorar, estaba más que claro que solo lo decía para que me calmará, y por alguna extraña razón lo consiguió, hizo que mi llanto cesara con solo escuchar su dulce voz diciéndome que todo estaría mejor, aun que yo sabía que no iba ser así.

Ella me tenía acurrucada entre sus brazos, eran tan cálidos y suaves, lo suficientemente fuertes para sostenerme cuando lo necesitara pero demasiado delicados para aguantar tanto peso por mucho tiempo. -Perfectos para mi...
Fue lo que pensé en el momento que comenzó a trazar pequeños círculos con las yemas de sus dedos por mi espalda
En ese momento sentía que solo existiamos ella y yo, todas mis preocupaciones habían desaparecido en tan solo ese instante. Se sentía bien. Me sentía como en mi hogar.

Desconocido :)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora