Parte única

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Kim JunMyeon no cree en las casualidades.

Piensa que cada quien se forja su propio destino con esfuerzo y trabajo duro. No cree en el destino ni en la sarta de palabrerías bonitas que todo el mundo suele tragarse únicamente para echarle la culpa a alguien o algo más de sus propias desgracias.

JunMyeon es una persona confiable, es trabajador, honesto y un tanto carismático, al menos eso es lo que él piensa, y algunos de sus amigos se lo han dejado saber. Es el dueño de una cadena comercial de centros de entretenimiento que sus padres heredaron de sus abuelos, quienes levantaron orgullosos el apellido Kim entre los empresarios de Seúl.

A sus 24 años de edad, es su turno de tomar responsabilidad sobre los bienes de la empresa, y de hacerse cargo de los movimientos financieros y ser activo en la toma de decisiones de la junta directiva que él mismo dirige, al heredar la mayoría de las acciones de su padre.

Cualquiera diría que JunMyeon se la pasa encerrado en la oficina, que no tiene amigos y que seguramente es un amargado que no sale a divertirse jamás.

Y estarían en lo correcto. Porque según Byun BaekHyun, uno de los grandes amigos del chico millonario, de nada le servía estar forrado de billetes si no los usaba en algo productivo.

Por supuesto que JunMyeon difería de aquella simpática teoría del chico de ojos de cachorro, y cuando el tema de los novios salía a flote, el mayor de los dos simplemente ponía los ojos en blanco y se hacía como que la virgen le hablaba.

Porque bueno, lo cierto es que ser una persona tan importante como él, te deja escasas opciones de poder salir con alguien a quien tú elijas y que tus padres no dictaminen. Por eso JunMyeon pasaba de las citas, pasaba de coquetear con la gente y aceptaba su destino, porque no había otra cosa que pudiera hacer al respecto.

Sabía que llegaría el día en que su madre entraría por la puerta con una sonrisa cálida, lo vería a los ojos y acariciaría su mejilla, quizá le despeinaría el cabello rubio, o le besaría las manos como tenía costumbre de hacerlo... y él sabría que el momento había llegado, que tendría que cortejar a alguna chica heredera de algún grupo financiero, o algo por el estilo.

Se casaría, tendría un par de hijos... a lo mucho. Y pretendería vivir su vida satisfecho, y quizá... con un golpe de suerte, llegaría el día en que se sintiera enamorado y feliz.

BaekHyun siempre le decía que tenía que salir más, que tenía que explorar su cuerpo y dejar que otros lo exploraran también, el pequeño pelinegro solía decirle constantemente que su edad estaba hecha para disfrutarse, que no había nada de malo en experimentar cosas nuevas, y que quizá fuera así donde encontraría la verdadera finalidad.

Algunas veces, como ese día... mientras viajaba en el asiento trasero del automóvil negro que se encargaba de trasladarlo de un lado a otro, se sumergía en sus pensamientos haciendo un recuento de las cosas buenas que le habían pasado hasta el momento.

Se sorprendía de sentirse demasiado agradecido por lo que tenía, nunca se había quejado en absoluto. Tenía buenos amigos en los que podía confiar, personas maravillosas que lo querían pese al carácter tan tosco que algunas veces mostraba. También estaban sus padres, a quienes amaba con todo el corazón.

Pero se dio cuenta de que realmente no había vivido algo emocionante hasta el momento, y se preguntó qué tan divertido podría llegar a ser salirse de la línea sobre la que siempre caminaba, alguna vez.

Suspiró justo cuando el automóvil se detuvo frente a la entrada de su edificio, después de todo ya tenía la edad suficiente como para vivir solo, y sus padres siempre habían querido darle su debida privacidad. Era por eso que le habían regalado un departamento en ese condominio tan lujoso y cómodo como todo lo que él acostumbraba tener.

En sus garras ❀ LayHo•SuLay Donde viven las historias. Descúbrelo ahora