- ¡¿Qué maldita sea está pasando aquí?!
A ver si puedo explicarlo con lógica. Me llamo Keima, estoy muerto y se supone que estoy entrenando para ser un ángel guardián o eso se supone que me han dicho, aunque ahora que lo pienso esto no tiene lógica, pero eso no es lo importante.
¡Lo importante es que en mi primer día de trabajo un tipo pelirrojo me capturó y ahora me está besando! ¡Y lo peor es que lo estoy disfrutando!
- Sabía que era cuestión de tiempo para que volvieras.- dijo el hombre pelirrojo que dijo llamarse Melchor.- Ahora que estamos muertos, ya no volveremos a pasar por esa molestia. Mi lindo angelito, deja que te arrastre a mi Infierno.
Pude sentir como ese hombre metía las manos debajo mi camisa, su tacto me produjo escalofríos y de mi garganta salió un gemido ¡¿Por qué este tipo me estaba tocando?! y tal vez lo más importante ¡¿Por qué le estoy dejando tocarme como si fuera algo normal?!
- Disculpe
Alguien habló detrás de ese hombre pero este la ignoraba mientras sus manos seguían tocándome.
-Disculpa, pero ese chico todavía está trabajando. ¿Podrías dejarlo sólo por hoy?
Reconocí la voz de Jerové, cuando mi mente se aclaró lo vi detrás del hombre. Melchor se dio la vuelta y le miró con molestia.
- ¿Que quieres enano?- le preguntó.- ¿No ves que estoy ocupado con mi prometido?
- Lo entiendo, pero hoy debo enseñarle cómo funcionan las cosas.- dijo Jerové sonriendo como si fuera algo natural.- Puedes esperar a que le dé clases y luego te lo puedo prestar un rato ¿Te parece?
Finalmente reaccioné, me enojé al darme cuenta que hablaban de mí como un objeto. Empujé al hombre a un lado y fue cuando noté que tenía alas. Unas hermosas alas negras que admito que me sorprendieron, pero estaba tan furioso que ignoré la sensación que me causaron.
- ¡Basta! ¡Hablan de mí como si no existiera! ¿Por qué demonios tengo que dejar que jueguen conmigo como si nada?- apunté al tipo de las alas negras.- ¡Y tú! ¡No sé de qué hablas! ¡No soy nada tuyo! ¡No sé quién eres! y antes de que vuelvas a decir eso de que soy tu prometido ¡¿Te diste cuenta de que soy un hombre?!
- Claro que sé que eres hombre idiota, por eso eres mi prometido. Tu alma me pertenece desde antes de que murieras y ahora que no existen más barreras sociales o de muerte entre nosotros, voy a recuperar lo que es mío.
- ¡Estás loco!
- Bien, tal vez no debí comenzar de esa forma.- dijo Melchor rascándose la cabeza.- Me llamo Melchor, soy un Demonio exterminador de nivel 140, te conocí desde el momento en que naciste, nunca te pregunte tu nombre porque no me interesaba, cuando moriste exigí que tu alma se quedara conmigo, pero claro tú fuiste demasiado bueno y terminaste en el cielo. Admito que me enojé mucho al principio pero pensándolo bien, es más divertido cuando un ángel y un demonio están juntos.
- ¿D-Demonio?- pregunté sorprendido ¿Ese tipo era un demonio?
- Por esta vez, dejaré que este niño te explique la situación.- dijo abriendo sus alas.- Pero la próxima vez, no dejaré que te escapes.- se me acercó y antes de que pudiera escapar volvió a besarme.- Nos vemos mi pequeño ángel.
Y antes de que pudiera decir nada, ese tal Melchor desapareció como si nada.
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- Hay que ver, Melchor es igual de obstinado que su Maestro.
Al escuchar al Jerové volví a recordar que ese mocoso me había abandonado a mi suerte y por su culpa ese tal Melchor estuvo a punto de violarme. Lo agarré por el cuello y lo zarandeé con fuerza.
- ¡Imbécil! ¡¿Tienes una remota idea del miedo que tuve al verme solo en medio de toda esa gente?! ¡Creí que iba a morir!
- ¡Lo siento! ¡Fue un accidente! ¡Cuando iba a entrar contigo me empujaron y no me dejaron pasar!
Dejé de agitarlo y dejé que terminara de explicarse.
- Cuando me dejaron pasar vine lo más rápido que pude y fue cuando te vi con Melchor.- parecía muy arrepentido por haberme dejado solo, aunque seguía enojado supongo que él no tiene la culpa de que ese tipo se me acercara de esa forma.
- Como sea.- traté que quitar un poco el peso de la conversación.- No lo entiendo, ¿No se supone que debemos pelear contra los demonios o algo asi?
- Vaya, creo que debo comenzar desde el principio o tendrás muchos problemas.- me dijo Jerové rascándose el mentón.- Verás, es cierto que hace mucho tiempo los ángeles y los demonios teníamos una constante guerra entre nosotros. Pero hace unos 500 años surgió de los humanos un enemigo tan o más peligroso que todos los ángeles y demonios juntos, excepto obviamente el Todopoderoso y el Rey Demonio.
- ¿Qué? ¿Cómo?
- Los humanos crearon estos seres a base de sus propios sentimientos oscuros.- caminó hacia una puerta en la azotea que no había notado antes.- Ven te mostraré.
Entramos al interior del edificio, donde un pasillo alfombrado nos recibió junto con un grupo de personas que iban de aquí para allá hablando y cargando papeles, muchos estaban sentados en pequeños cubículos escribiendo en una computadora o firmando más papeles.
- Vamos entra, los humanos no pueden vernos.- me dijo mientras caminaba.- Para ellos somos una brisa que pasa por aquí. ¡Oh mira! ¡Aquí hay uno!
Señaló un cubículo que parecía vacío, pero al entrar grité sorprendido al ver que había una persona muy enojada que escribía y escribía en su computadora furioso, pero eso no era lo que me hizo gritar. Sino que del cuello de ese hombre surgía una especie de gelatina viscosa con forma humana con dos manos y una cabeza con agujeros en lugar de ojos y una boca repugnante.
- ¡¿Pero qué co...?!
- Si se logran exterminar a tiempo no hay problema.- dijo levantando su mano.- El problema es cuando crecen y se propagan.
Una especie de cuchillo plateado apareció en la mano de Jerové y como si nada atrapó la horrible gelatina haciendo que esta gritara de una forma espeluznante, con el cuchillo pasó un corte rápido y separó a la criatura del hombre, quien sorprendido miró a ambos lados confundido, pero luego como si se hubiera quitado un peso de encima comenzó a ordenar su escritorio rompiendo varias fotos de una mujer y tirándolas a la basura con tranquilidad.
- Estos monstruos se llaman Gengeina.- me dijo.- Se forman del odio profundo que surge en las personas a partir de un evento que les afecte. Antes no era algo que nos perturbara, pero estas criaturas comenzaron a ser la principal causa de los problemas del mundo, nuestra misión es erradicarlos antes de que los humanos se destruyan entre ellos, pero en realidad lo que queremos es salvar el planeta. La humanidad ha demostrado ser muy ignorante y cruel como para que podamos salvarlos a todos.
- Entonces ¿los demonios?
- También luchan contra estas criaturas, hace siglos que los ángeles y los demonios no pelean entre ellos, de hecho se han formado muchas alianzas entre nosotros, verás a muchos demonios caminar por el cielo así como ver a ángeles en el infierno. Dejamos estas riñas al ver que nuestra creación se estaba creyendo superior a todos nosotros y nos retiramos, todo lo que ha hecho el hombre sin nuestra presencia a sido matarse y destruirse entre ellos, sólo ayudamos a los que nos parecen personas inocentes que no encajan en un mundo contaminado. Bueno, creo que lo mejor será que volvamos al Cielo, muchas emociones para un sólo día podrían enloquecerte.
Asentí resignado, si alguna vez tuve una idea de cómo sería la muerte seguro debí equivocarme, los ángeles y los demonios parecían ser capaces de dejar a un lado sus diferencias para unirse contra un enemigo voraz, pero la humanidad no parecía querer avanzar hacia ese mismo camino. Seguí a Jerové hasta la puerta de la azotea, cuando extendió su mano la tomé sin darme cuenta, entonces de su espalda surgieron dos enormes alas plateadas muy hermosas, lo que me hizo recordar a ese pervertido demonio.
- Espero no volverlo a ver.
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Mi Angelito Inmortal
HumorMi nombre es Keima, Un chico me dijo que había muerto y ahora era un aprendiz de ángel guardián. No sé qué sentir ahora, pero creo que no me molesta. Lo que me intriga es que en mi primer día de trabajo un hombre me besó reclamandome como su pareja...