4: Una extraña esperanza

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La nave de los caídos se acercaba a Ángelus cada vez más, Hálum y Vélder se reunían en un vestíbulo de la nave, sentados uno frente al otro sin más ángeles en ese habitáculo que ellos dos.

- ¿Estás preparado para la llegada a nuestro planeta chico? – pregunto Vélder.

- Si amigo mío, creo que si estoy preparado, ahora mismo lo único que quiero es llegar y acabar con el enemigo para volver a reunirme con Álita – respondió Hálum.

- Paciencia, si pretendes destruir al enemigo de forma rápida la oscuridad se apoderara de ti amigo mío, debes controlar tus instintos, solo así guiaras a nuestro pueblo hacia la victoria, aún nos quedan aventuras por vivir antes de llegar a Amber.

El chico agacho la cabeza con un toque de decepción, a pesar de que ya sabía que aún les quedaban cosas muy duras por vivir antes de reunirse con su amada. De pronto empezaron a sentir temblores en la nave y todos se reunieron en la sala destinada en la que se agolpaban todos los caídos y fueron a mirar por los ventanales, pudieron comprobar que estaban entrando en la atmosfera de Ángelus.

- Estamos en el mismo planeta ahora, por fin se acerca nuestro reencuentro mi amada Álita, pronto estaré de nuevo a tu lado y no me volveré a marchar – dijo Hálum en su mente.

- Paciencia mi amor, aun tendrás que superar muchas pruebas, pero después de todo eso volveré a estar entre tus brazos y tendrás un recibimiento de héroe, ni tan siquiera las lúgubre oscuridad podría separarnos – respondió Álita en su mente.

Entonces Gúldur entro a la sala también y fue a los ventanales a reunirse con ellos y a dirigirse a todos los caídos.

- Hemos llegado de nuevo a nuestro planeta, en unos minutos llegaremos a Espealia y confío en que tengáis paciencia, pasaremos allí unos días hasta que todo esté preparado para regresar a Amber a defender a nuestro rey, no puedo pediros más valentía pues eso es algo que os sobra, sé que defenderéis nuestro pueblo y nuestra libertad con honor, le demostraremos a esos seres oscuros que somos mejores que ellos, ahora preparaos para la llegada – alentó el oráculo.

A través de los ventanales de la nave podían ver como al fono se levantaba Amber, Hálum se quedó mirando en esa dirección decepcionado mientras el palacio quedaba cada vez más lejos, la nave proseguía a toda velocidad por encima del planeta hasta que tras pasar por encima de un bosque empezaron a descender ante una llanura rocosa, a un lado de esa llanura podían ver una gran playa con el mar, y una isla de tamaño medio entre las olas. Poco a poco empezaron a descender más y más, podían ver que estaban ante una ciudad, no muy grande, casas blancas relucientes en mármol, y a un lado un edificio que se levantaba ante todos, con dos torretas blancas, era el hogar del gobernador Jason, allí se reunirían con él. De pronto tocaron suelo, la nave se paró. El capitán Bolin entro a la sala donde estaban los caídos.

- Es la hora – les comunico – vosotros vendréis conmigo – dijo el capitán señalando a Hálum, Vélder y Gúldur – nos reuniremos con el gobernador y le explicaremos la situación de emergencia que vivimos en estos tiempos.

- ¿Qué haremos los demás? – pregunto Eledona.

- Esperareis en la nave, cuando hagamos ver al gobernador la necesidad de ayuda que precisa nuestro planeta os lo comunicaremos, nos ayuden o no pronto partiremos a la guerra – termino Bolin haciendo señas para que sus acompañantes le siguieran.

Se dirigieron a la puerta de la nave que se abría ante un sol resplandeciente, fuera había unos veinte soldados haciendo un pasillo ante la puerta de la nave y al final del pasillo un hombre de apariencia dura, con una cicatriz en la mejilla y pelo blanquecino a pesar de que no tendría más de cuarenta años. Bajaron de la nave y avanzaron en filas de dos ante las lanzas de los soldados hasta que llegaron ante el hombre misterioso.

Ángel Caído: El regreso de los caídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora