Capítulo 1.

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Desde pequeño, le habían dicho que todos los sueños que había tenido se acabarían cumpliendo, pero a Albert nunca le habían mencionado que sus pesadillas también eran sueños.

Y ahí estaba, en el servicio del Congreso, echándose agua fría en la nuca para tratar de calmarse. Alzó la vista hacia el espejo, esperando ver su cara y quizás, alguna que otra lágrima corriendo por sus mejillas, la presión y el estrés estaban pudiendo con él. Sin embargo, al alzar la vista un pequeño ruido de sorpresa escapó por libre de su garganta, en el reflejo del espejo, no estaba solo. Tras él, su peor pesadilla se alzaba mirándolo con sus divertidos ojos castaños, su característica sonrisa irónica y algunos mechones de cabello sueltos de una coleta perfectamente hecha. Albert se giró de golpe, sin embargo, tras él no había nadie, vacío. En ese baño tan solo estaban él y sus paranoias.

La puerta del baño se abrió, en el pasillo sí que no iba a estar solo, algunos diputados quedaban aún tras el pleno, la mayoría de la formación morada y la suya propia, así que, Albert trató de mantener la compostura, fingiendo que nada había pasado, aunque, el líder de Ciudadanos nunca había sido muy buen actor.

-Albert ¿Estás bien?

 El diputado naranja se giró para quedar cara a cara con Patxi, el cuál salía de su despacho en ese momento tras ordenar unos cuantos documentos oficiales, la cara de Albert le había asustado.

-Eh, sí, sí, tan solo estoy algo cansado. Ya sabes...

Murmuró antes de excusarse con un gesto de cabeza rumbo a la salida con algo deprisa, dejando atrás a un confundido Patxi.

El diputado salió del Congreso rumbo al coche que le esperaba tratando de esquivar a periodistas y espontáneos por la calle, montó con un fuerte portazo y apoyó la cabeza en el respaldo dejando salir un fuerte suspiro de sus labios dejando arrancar el coche mientras él se dedicaba a relajarse como lo que él había interpretado como un mal trago.

Desde el minuto uno que había puesto los pies en el congreso en su primer día no había podido evitar el fijarse en el número uno de Podemos. Sí, de Podemos, que no podría haber sido alguno del PP, tenía que ser como el que los medios le habían adjudicado como enemigo. Tras demasiadas llamadas, entrevistas e incluso programas juntos, su curiosidad hacia él se habían hecho mayores y de una manera que a Albert no le hacía mucha gracia, por que él, era hetero ¿no?

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