Capítulo 3

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Yesung despertó abruptamente a la mañana siguiente debido al sonido de un portazo. Se incorporó rápidamente en la cama y salió al pasillo, a tiempo de ver como Kyuhyun salía al salón vestido para salir. Se sorprendió bastante, pues después de ver cómo se había enclaustrado en su habitación el día anterior, sin siquiera salir a cenar, no se esperaba que saldría tan tranquilo de ella.

―¿Adónde se supone que vas? ―preguntó llegando hasta él.

―Tengo clase ―respondió secamente el menor ordenando un par de cosas de su mochila.

Yesung parpadeó un par de veces antes de recordar que el chaval era universitario.

―¿A qué hora? ―preguntó.

―¿Qué más te da? ―cuestionó el chico molesto por el interrogatorio sin siquiera mirarle a la cara.

―Voy contigo ―sentenció.

―Mira... ¿qué te parece si hacemos un trato? ―propuso el menor alzando por fin los ojos para mirarle―. Yo me quedo aquí, voy a mis clases y le digo a mi padre que eres un excelente guardaespaldas y que te suba el sueldo, y tú puedes marcharte a tu casa.

Yesung rió.

―No hay trato, niño ―negó―. Se me ha contratado para mantenerte a salvo durante dos semanas, no puedo dejarte vagar solo por ahí.

―No hay para tanto ―aseguró Kyuhyun―, ya me han puesto guardaespaldas otras veces y nunca ha pasado nada. Todo esto es innecesario.

―Puede ser ―admitió el mayor―, pero vas a tener que aguantarte dos semanas viviendo aquí conmigo.

Kyuhyun resopló.

―Estoy harto de esto, no soy un niño ―murmuró echando a andar hacia la puerta―. Yo me voy ya, tú haz lo que quieras.

Yesung le miró sorprendido un segundo viéndole dirigirse al recibidor. Se dio media vuelta y entró en su habitación para vestirse rápidamente y salir otra vez, guardando su arma en el cinturón a tiempo de verle todavía parado frente al ascensor. Se calzó y salió al rellano cerrando tras él.

―Eres rápido ―le felicitó Kyuhyun entrando en el ascensor.

―Tienes muy mala idea, ¿sabes? ―le recriminó Yesung siguiéndole mientras se remetía la camiseta por dentro del pantalón negro vaquero.

―¿Sabes que vas a una universidad? ―comentó el chico―. No a un club ni a una carrera motera, ¿verdad? ―preguntó echándole un vistazo de arriba a abajo.

Llevaba una camiseta negra con un extraño dibujo gris al frente, un pantalón vaquero ajustado negro sujeto por un cinturón de piel negra con una hebilla plateada del que colgaba una cadena que se remetía en el bolsillo trasero del pantalón, y en su mano colgaba una cazadora de cuero negra también.

―Si no te gusta, mira para otro lado ―respondió Yesung poniéndose la chaqueta.

Kyuhyun simplemente rodó los ojos y se mantuvo en silencio.

Cuando el ascensor se detuvo en la planta baja, ambos salieron del ascensor viendo cómo el portero les saludaba antes de que salieran a la calle.

―¿Vamos en metro? ―preguntó Yesung.

―¿Metro? ―repitió Kyuhyun la palabra en tono irónico―.Yo no cojo el metro ―negó echando a andar hacia la carretera dónde un elegante auto de color negro esperaba con los intermitentes puestos.

Desbarataste mi mundo por un golpe del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora