Capítulo 9

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Antes de salir del coche, Kyuhyun soltó un largo suspiro, tratando de reunir fuerzas e intentando que el leve dolor de cabeza que volvía a amenazarle, se marchase a otro lado ahora que se había vuelto a tomar otra pastilla.

―¿Estás bien? ―preguntó Yesung sujetándole la puerta e inclinándose un poco en el interior del coche.

―Sí, no es nada ―afirmó el menor, moviéndose en el asiento para salir de la limusina que Jungsoo le había mandado.

Cuando Kyuhyun bajó, Yesung cerró la puerta y la limusina se puso en marcha, dejando paso a los coches que hacían cola detrás esperando por dejar a sus invitados a la entrada del hotel.

Kyuhyun se abrochó la americana y echó a andar hacia la puerta del hotel. Yesung fue detrás observando cauteloso a su alrededor.

―Bienvenidos ―saludó el botones de la puerta mientras les daba acceso al lujoso edificio.

Un hall de altas paredes decoradas con paneles de madera les recibió al otro lado. Kyuhyun fue derecho a los ascensores del fondo, pasando de largo el ostentoso mostrador de recepción. Cuando el elevador se detuvo en la planta baja, Kyuhyun y Yesung subieron. El menor presionó el botón del último piso, dónde se encontraba el salón de fiestas y subieron en silencio. Yesung observaba al menor con curiosidad, el chico no había pronunciado palabra en todo el viaje y parecía muy nervioso y eso le extrañaba, sólo conocía a Kyuhyun desde hacía una semana, pero en ese poco tiempo se había dado cuenta que Kyuhyun no se alteraba fácilmente o, por lo menos, no mostraba su alteración en público. Por eso le extrañaba verlo ahora con un leve meneo inquieto mientras le daba vueltas inconscientemente al anillo que siempre llevaba en el anular de su mano derecha.

El ascensor se detuvo en la última planta con un "!ding!" y Kyuhyun salió seguido por el mayor.

―Bienvenidos ―saludó un botones del hotel que esperaba frente a la puerta que Yesung supuso daba entrada a la sala de fiestas.

―¿Ha llegado ya mucha gente? ―preguntó Kyuhyun al hombre.

―Bastante, señorito ―respondió el hombre―, pero su padre no está aquí todavía ―le informó.

―Está bien ―aceptó el menor.

El hombre le hizo una inclinación de cabeza y abrió la puerta dándole paso al lugar. Kyuhyun respiró hondo y entró a la estancia, Yesung fue tras él.

El salón era grande, enorme al parecer de Yesung. Varias mesas redondas, engalanadas con blancos manteles y decoradas con centros de flores estaban repartidas por toda la estancia. Al fondo, una pequeña tarima estaba ocupada por una discreta orquesta que amenizaba el lugar con una suave melodía.

La sala ya se encontraba bastante llena de gente, varias de las mesas estaban ocupadas.

―Señorito.

Kyuhyun y Yesung se giraron a mirar a la persona que se había dirigido al menor.

―Hyukjae ―saludó Kyuhyun al hombre.

―Imagino que usted es Yesung, ¿cierto? ―preguntó mirando al mayor.

Yesung asintió mirándole con curiosidad.

―Soy Hyukjae ―se presentó―. Trabajo para el señor Cho ―se explicó.

―Ah, un placer ―dijo el mayor.

―Señorito ―le llamó Hyukjae―. ¿Quiere que le acompañe a su mesa?

―Si, porqué no... ―aceptó Kyuhyun.

Desbarataste mi mundo por un golpe del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora