Capítulo 10

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Yesung sabía que debería haber detenido al menor cuando éste fue a por su quinta copa, sin embargo, sabiendo que tendrían que aguantar varias horas más en aquel lugar, prefirió dejarle beber a ver si de ese modo lograba encontrar fuerzas para soportar el coñazo.

Pero ahora, de regreso a su piso, mientras el menor se apretaba contra él pasando su lengua por su cuello y él trataba inútilmente de encontrar la clave correcta de la puerta, no sabía si aquello había sido tan buena idea o no.

Por un lado, obvio era malo, estaba a punto de cometer la misma estupidez que aquella primera noche, pero por otro lado, aquello estaba más que bien, pues estaba a punto de disfrutar de lo mismo que aquella primera noche.

―Quieres... hacer el favor de abrir la maldita puerta... ―le pidió Kyuhyun dándole un mordisco a su cuello.

―Eso intento ―aseguró el mayor―, pero me desconcentras.

Kyuhyun sonrió contra la piel de su cuello y llevó una mano hasta la cerradura electrónica marcando el número a tientas.

―Cero, tres, cero, dos ―murmuró Kyuhyun a medida que tecleaba―. Es la fecha de mi cumpleaños ―añadió cuando la cerradura dio un pitido, indicándole que la puerta estaba abierta.

―Lo sé ―afirmó Yesung llevando sus manos hasta la cintura ajena―, es lo primero que venía en tu ficha después de tu nombre.

Kyuhyun le empujó, haciéndole entrar en el recibidor mientras le sonreía.

―¿Y qué más ponía en esa ficha? ―curioseó Kyuhyun sintiendo las manos del mayor colarse bajo su americana, acariciando por encima del chaleco.

―Que tienes los labios más apetecibles del mundo ―sentenció Yesung antes de atraparlos en un pasional beso, como llevaba queriendo hacer desde que habían salido de la limusina.

Kyuhyun gruñó excitado antes de devolverle el beso, apretándose contra él. Yesung anduvo de espaldas dejándose guiar por el menor, pero cuando su espalda chocó contra la esquina del recibidor, Yesung se quejó rompiendo el beso.

―Uh, perdón ―se disculpó el menor.

Yesung gruñó por lo bajo y le dio la vuelta, aún con sus manos coladas bajo su americana, para dirigirle a él por el piso mientras le besaba otra vez.

Kyuhyun se dejó empujar mientras llevaba sus manos a su americana para desabrocharla. Yesung aprovechó y desabrochó también el chaleco para quitarle las dos prendas a la vez, dejándolas caer en cualquier lado del pasillo.

Cuando Kyuhyun sintió a la parte trasera de sus rodillas chocar con la blandura del sofá, se dejó caer en él, quedando con una pierna por encima del reposa-brazos. Yesung le miró sorprendido un segundo al sentirle desaparecer de entre sus brazos. Kyuhyun le sonrió de lado, con los ojos brillantes de expectación.

Yesung pasó su lengua por su labio inferior antes de inclinarse sobre él, llevando rápidamente su mano al cuello del menor para atrapar su corbata y deshacer el nudo con facilidad. Kyuhyun alzó el rostro y lamió la punta de su nariz al verle concentrado en la corbata, reclamándole atención. El mayor le miró, viendo aquellos sensuales ojos café devolverle la mirada ansiosos. Atrapó sus labios en un beso desesperado, colando con agilidad su lengua en su boca, recibiendo con gusto el saludo de la otra sinhueso, sintiendo en su paladar el sabor a alcohol de la boca contraria.

Kyuhyun alzó sus brazos y atrapó entre sus manos las solapas de la americana de Yesung, tirando de ellas para pegarle más a él, si es que aquello era posible. Yesung mordió el labio inferior del menor, tirando de él cuando la necesidad del aire les obligó a separarse, Kyuhyun jadeó cuando los dientes de Yesung hirieron la tierna carne. El mayor recorrió la herida con su lengua limpiando las pequeñas gotitas de sangre que le había causado, sintiendo ahora el sabor metálico de la sangre mezclarse con el del alcohol.

Desbarataste mi mundo por un golpe del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora