Capítulo 12

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Cuando Yesung detuvo su motocicleta frente a un edificio de aspecto algo dudoso, se dio cuenta que los brazos de Kyuhyun temblaban a su alrededor.

―Perdona ―se disculpó el mayor apagando el motor y girándose un poco para mirar al menor, buscando sus ojos a través de la visera del casco―. No me acordé de coger chaquetas.

Kyuhyun negó deshaciendo el agarre en su cintura.

―¿Dónde estamos? ―preguntó el menor mirando a su alrededor.

―En mi casa ―respondió el mayor bajando de la moto―. De momento creo que será el sitio más seguro.

Kyuhyun asintió y bajó de la moto quitándose el casco. Yesung lo cogió cuando él se lo tendió y Kyuhyun llevó sus manos hasta los tirantes de la mochila que Yesung le había pedido cargar, pues no podía llevarla si Kyuhyun tenía que agarrarse a él en la moto.

―Dámela, yo la llevo ―le pidió Yesung cogiendo el enganche que se usa para colgarla.

―No importa ―negó el menor―, puedo con ella.

Yesung asintió y echó un vistazo a su alrededor. La calle tan conocida y habitual para él, ahora le parecía demasiado peligrosa, no sabía si había hecho bien llevando al menor allí, pero no podía llevarlo a casa con su padre, debía mantenerlo lejos de la organización por el momento, pero tampoco es que aquel barrio fuera demasiado seguro.

―Perdona por esto ―se disculpó Yesung.

Kyuhyun le miró sin comprender un segundo antes de sentir el brazo derecho del mayor pasar por encima de sus hombros. Le pegó a su costado y empezó a andar, empujándolo un poco para sacarle de su asombro y hacerle andar.

Kyuhyun le siguió en silencio, no sabía porqué Yesung tenía tanta cercanía con él, pero no iba a cuestionar ahora sus decisiones ni sus acciones, iba a confiar plenamente en él. Él sabía en ese momento que necesitaba protección y era más que consciente de que Yesung era muy responsable en ello, ya se lo había demostrado, así que no iba a cuestionarle porqué le abrazaba pegándole a él. Si lo estaba haciendo, era porque debía.

Yesung le llevó hasta el portal de aquel edificio, pateó la puerta y ésta se abrió con un quejido metálico.

―Vamos, es el tercer piso ―le informó señalándole las escaleras.

Kyuhyun asintió y le siguió escaleras arriba, todavía pegado a su costado. Podía sentir como Yesung estaba rígido a su lado, en tensión, mirando a todos lados, procurando no perder nada de vista. Cuando por fin se detuvo frente a una puerta del tercer piso, Yesung sacó una llave del bolsillo del pantalón y abrió la puerta para después entrar tirando del menor. Cuando cerró la puerta a su espalda, por fin le soltó. Se dio la vuelta y corrió los dos cerrojos.

―Pasa, ponte cómodo ―le invitó, tratando de destensar un poco el ambiente.

Kyuhyun observó el piso. Habían entrado en un pequeño salón-comedor. A mano derecha estaba el sofá enfrente de una pequeña mesita de café. A mano izquierda quedaba la mesa de comedor con tres sillas. Detrás de ella, había una puerta abierta que Kyuhyun interpretó como un pasillo al poder apreciar otra puerta algo desplazada a la derecha.

―Deja la mochila en el sofá ―le pidió.

Kyuhyun asintió y anduvo hacia allí mientras se la quitaba. La dejó sobre el mueble y después se sentó en él. De repente, alguien golpeó la puerta. Kyuhyun se puso en pie de un salto y Yesung giró la cabeza hacia la puerta.

Desbarataste mi mundo por un golpe del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora