Por suerte algunos tienen suerte

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Capitulo VII

Por suerte algunos tienen suerte

Subieron el equipaje de a grupos con ayuda del ascensor, mientras Eva intentaba terminar de presentar a sus amigos y controlar las quejas de su hermano. Entraron al apartamento y la decoración los sorprendió.

-No puede ser -. Susurró Iván, viendo los globos por toda la sala y el cartel que decía "Bienvenidos".

-Qué lindo -. Dijo Annabella, conmovida.

-¿Esto lo hiciste tú, princesa? -. Le preguntó Diego, tomándola de la cintura para acercarla a él.

-Sí, aunque Jorge ayudó a inflar los globos -. Rieron.- Pasen, están en su casa -.

La acción empezó; el escandalo era inevitable, hablaban sin parar de cualquier cosa, mientras Eva servía el pasticho que hizo y Jorge junto con Mónica ponían la mesa. A Jorge le cayeron de maravilla los amigos de Eva. Su tema favorito era el fútbol, estaba fascinado con tener a dos profesionales del soccer como amigos de su hermana.

-Pensé que comeríamos arepa o algo así -. Dijo Iván, luego de que Eva dio las gracias por la comida.

-Estas en casa de italianos, Iván, aquí se come religiosamente pasticho todos los fines de semana -. Bromeó Eva, riendo.

La cena fue como la mayoría recordaba. Ruidosa y divertida. No podían comer de tanto bromear y reír. El encuentro fue exitoso en todo momento, y a pesar de que Hugo se sentía algo incómodo, la presencia de Eva le tranquilizaba, permitiéndole disfrutar de la velada. Al final de la cena Eva los organizó en los cuartos, para que por fin pudieran descansar.

-El sofá no es de plumas, pero es cómodo -. Dijo Eva, quitando los globos del sofá.

-¿Crees que hice mal en venir aquí? -. Le preguntó Hugo, dando vueltas a su alrededor.

-No sé, Hugo -. Se miraron.- No puedo ver el futuro ni leer mentes... sólo espero que Annabella pueda ver lo que yo veo en ti -.

-¿Y que ves en mí? -.

Una pregunta pesada de responder a las dos de la mañana.- Ya duérmete -. Le ordenó, riendo.- Estarás bien, no lo prometo, pero eso espero -. Hugo se le acercó, regalándole un abrazo.

-Gracias por siempre estar, Eva -.

-Eso hacen los amigos, siempre están, sin importar que -.

-No quiero interrumpir, pero es mi turno -. Dijo Diego, apareciendo ya con el pijama puesto.

-Hasta mañana Hugo, cualquier cosa estoy al final del pasillo, no dudes en llamarme -.

-Anda o Diego me asesinará con la mirada -. Rieron. Se alejaron a través del pasillo alterno y a pesar de que estaban entre la habitación de Jorge y la del nono Abelardo, sentían un poco más de privacidad.

-¿Estas cómodo? -. Le preguntó Eva en un susurro, abrazándolo.

-Mucho, aunque tu hermano me intimida a veces -.

-Son puras apariencias, no lo hace en serio, creo... -. Se unieron aún más en su abrazo.- Estoy muy feliz de que estés aquí, gracias por venir -.

-Te amo princesa, si he de perseguirte hasta el infinito, hasta el infinito iré detrás de ti -.

-¿El infinito existe? -.

-Si -.

-¿Y cómo es? -.

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