29 de junio 2016

57 5 5
                                    


Todo comenzó luego de que Alessandro, Tim y yo concluyéramos el acondicionamiento muscular por la tarde. Estaba exhausta, así que me fui a dar una ducha en seguida que se prolongó casi una hora. Dejé que la tina se llenara de agua caliente con burbujas mientras abría una lata de cerveza y le daba un trago. Una vez que estuvo lista me sumergí por completo dejando escapar el aire por mi boca en burbujitas . Pasado casi un minuto saqué de nuevo la cabeza y llené mis pulmones de aire.

Pasé unos cuantos minutos en silencio con los ojos cerrados hasta que escuché mi móvil vibrar. Abrí uno de mis párpados para tomar el aparato, el cual había dejado sobre la tapa cerrada del inodoro. Puse el altavoz.

-Hola, Anton.-saludé felizmente.

-Hola, Mara. ¿Cómo estás?-contestó él animado.

-Muerta. Hoy Ale se ha puesto bastante exigente. Ya ves que el viernes y sábado son los días más pesados.-expliqué cerrando mis ojos de nueva cuenta.

-Ya. ¡Qué faena! No creo que yo pudiera aguantar eso. A mí me dan un golpe y mejor le pago a algún matón para que vaya a vengarme. No soy ningún rudo.

-Lo sé.-reí.-Pero a mí no me ha quedado de otra. Además es divertido a veces. Ya podrías pagarme a mí para que te vengara

-No olvides incluirlo en la lista de las tareas que puedes hacer de tu página web cuando vuelvas.

Sonreí por un momento y asentí aunque en el fondo dudaba mucho seguir con ese negocio si es que sobrevivía.

-Y tú, ¿qué has estado haciendo, Anton?-volví a decir sacando un brazo de la tina para coger mi cerveza.

-Lo de siempre: arreglando problemas de los demás. Quiero dejar todo en orden esta semana ya que planeo ir a visitarte la próxima.

-¡¿En verdad?!-exclamé abriendo mis ojos y sonriendo de hito a hito antes de darle un trago a la lata.-¿Te va a acompañar Sophy?

-Infortunadamente no.-suspiró él.-Además de ir a verte tengo una información muy valiosa para Bergling. Es por eso que me ha permitido ir darme una vuelta a Estocolmo, de lo contrario ni siquiera podría acercarme. Así que no he invitado a Sophy ya que no es precisamente un viaje de placer.

-Ya.-musité.-¿Se puede saber qué clase de información es?

-Creo que logré averiguar en qué hotel se hospedará Verwest en el mes de agosto.-respondió Anton.- Ya te contaré con más detalle en persona.

-Claro.

Seguimos hablando sobre un par de problemas que habían surgido un par de días atrás con el sistema y cómo había logrado solucionarlos con eficacia, luego me preguntó cómo me sentía. Aquella fue una pregunta extraña, sólo por el hecho de venir de Anton. No la esperaba y fue como si de pronto alguien abriera una caja y dejara caer al suelo mil piezas diminutas de un rompecabezas y me limitara a contemplarlas esparcidas en el suelo. Guardé silencio por unos segundos pensando en una respuesta.

-No lo sé...-admití con sinceridad.- Sólo hago lo que me corresponde a diario, de manera casi automatizada. También me he cogido unos cuántos libros de la biblioteca de Bergling pero, fuera de ahí, no he hecho mucho.

-¿Has escrito en la libreta magenta?

-Muy poco.

-Ya.

Pensé en contarle que desde que llegué a Suecia había estado pensando mucho en Martijn, en el señor Hedfors y también sobre la pequeña escapada con Alessandro donde había conocido al joven Jordan, sin embargo acabé por callármelo. Como si Anton lo supiese y me estuviese dando tiempo para confesar, esperó unos segundos en silencio. Lo escuché encender una cerilla. Lo imaginé llevándose el cigarrillo a los labios y darle una calada.

Quema las páginasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora