I've got shame, I've got scars that I will never show. I'm a survivor in more ways than you know...
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Desde que era muy pequeño, su familia siempre le dijo a SeokJin que los opuestos están destinados a atraerse.
Lo hacían con tono burlón, por supuesto, y una sonrisa traviesa se dibujaba en sus labios. SeokJin siempre fue un niño bastante inocente y crédulo, pero inteligente, por lo que no tardó mucho tiempo en tumbarse sobre el suelo de su parte favorita de la casa, rodeado de libros por montones, repletos de letras que sus ojos recorrieron en busca de la respuesta a una de las preguntas que tanto había estado empeñándose en adueñarse de sus pensamientos.
Teorías científicas corroboraron las palabras de su familia, la física era clara y el electromagnetismo sencillo en ese aspecto, pero Kim SeokJin no creyó que algo como eso aplicara también en las personas... Hasta que, siendo el niño curioso que era, le tocó experimentarlo.
Kim NamJoon se mudó a su vecindario cuando tan solo tenía quince años, sus padres adquirieron la casa al fondo de la calle y no tardaron demasiado en instalarse. Para el siguiente lunes al que el larguirucho rubiecito de femeninas facciones observó a un niño corpulento bajar sus cosas del auto, estuvo completamente seguro de ver al mismo niño caminando por los pasillos de su escuela.
Era menor que él, dos años, pero la curiosidad no dejó de bombardear el estómago de SeokJin hasta que no se le acercó. Lo hizo con la excusa más tonta, debe decir, y las mejillas terriblemente sonrojadas, así como un tartamudeo nervioso trabándole la lengua:
ㅡTienes las agujetas desatadas.
Recuerda haber murmurado, sujetando las correas de su mochila con fuerza y atreviéndose a mirar al otro tan cerca por primera vez. Todas las tardes caminaban juntos a casa, aunque su vecino no se diese cuenta, o por lo menos así lo creyera él.
Los rasgados ojos de NamJoon lo juzgaron por un instante, no se equivoca. Pero SeokJin estaba demasiado ocupado memorizando cada una de las facciones de su cara como para incomodarse y cuando el niño le sonrió, pronunciando dos bonitos hoyuelos en sus cachetes, el mayor contuvo la respiración y pasó saliva ruidosamente.
ㅡSiempre soy un poco descuidado.
Jin zarandeó la cabeza, agachándose frente a él para encargarse de atarle cuidadosamente los cordones, mascullando algo acerca de que si no tenía cuidado terminaría cayéndose.
Pero supo, en el preciso instante en que volvió a estar de pie frente al moreno, que NamJoon no era de los que se quedan tirados sobre el suelo tras una caída, ni tampoco de los que se lamentan por una raspada y lloran por un moretón. Jin sí lo era y se sentía ridículamente avergonzado bajo tan profunda mirada, sus pestañas subiendo y bajando y las cuencas de sus bonitos ojos viajando por doquier, no sabiendo dónde detenerse a mirar, porque sentía pena y no terminaba de saber por qué, el que tenía enfrente no debía tener más de trece años y lo que sentía en el estómago definitivamente no podían ser mariposas revoloteando.
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Mapa de cicatrices || NamJin
FanfictionRecorre con sus dedos la piel herida de su amante y se detiene sobre cada línea blanca para darle un beso. Cada rasguño, cada magulladura, cada moretón, forman parte de un mapa que lo conduce a encontrar a una persona que conoce a la perfección. Seo...