El árbol de los sentimientos.

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Día 20 de Junio.

Hoy hace muchísimo calor, y a pesar de que me encanta salir a jugar a la calle, esto es demasiado para mí. Empiezo a arrastrar los pies por las calles del pueblo con algunas gotas de sudor deslizándose por mi cara mientras que miro el sol abrasador.

Giro la esquina, y veo el campo abierto frente a mí.

¡Ya sé! La sombra de algún árbol me ayudará a sofocar éste calor. Corro hasta el más cercano y me apoyo en el tronco rendida. Me deslizo hasta quedar sentada sobre la hierba húmeda y aparto los mechones de mi cara.

Resoplo cansada y observo a mi alrededor. Si no fuera porque hay un niño a lo lejos imitando mi acción, estaría sola en este enorme campo.

Día 24 de Junio.

Lo del otro día me gustó. Ese sitio es muy fresquito, asi que hoy repetiré. Pero, esta vez llevaré una botella de agua conmigo.

Camino con más ganas y me siento allí con la botella en la mano. Vuelvo a observar a mi alrededor y allí está ese niño. Parece que piensa igual que yo: la sombra de los árboles es lo mejor.

Día 29 de Junio. 

Se lo conté a mi madre y no le gustó la idea de que estuviese allí sola. Aunque contesté que siempre había un niño también allí. Eso, la convenció aún menos y no creo que me deje ir durante algunos días. Dice que es mejor prevenir que curar.

Día 6 de Julio. 

No agunto más sin ir allí. Creo que se ha vuelto mi lugar de descanso y donde puedo olvidar las contínuas peleas de mis padres. Creo que algo no va bien entre ellos.

Me cuelgo la mochila con agua y algo de comer y salgo por la ventana con mucho cuidado. Llego y me siento tranquila allí. Escuchar el  cantar de los pájaros me tranquiliza, igual que el sonido de los árboles moviéndose.

Escuché cómo las hojas se rompían, miré a mi derecha y el niño al que había estado viendo todos estos días venía hacia mí. Tenía la cabeza agachada y un raspón en la rodilla.

Llegó a mi altura y sin decir ni una palabra, se sentó a mi lado y cerró los ojos. Al principio me incomodó un poco, pero después, cerré los ojos yo también y conseguí quedarme dormida un rato.

Día 8 de Julio. 

Hoy con más ganas aún iré allí. Me gustaria hablar con ese niño y preguntarle por qué va allí todos los días. Que aunque yo también lo hago, me gustaría saber sus razones.

Colgué la mochila de una rama y me senté a esperar que el niño apareciera. Pasaron horas y lo vi llegar corriendo. Se sentó a mi lado y después de dedicarme una pequeña sonrisa, cerró los ojos. Esta vez no cerré los míos y me quedé observándolo durante horas.

Día 15 de Julio. 

He estado siete días sin ir y ya añoro el lugar. Después de llegar del colegio preparé la mochila y además añadí un libro. Corrí hasta el lugar, y esta vez el niño se me había adelantado, y ya estaba allí bajo la sombra del gran árbol.

Sin decir ni un hola, me senté, y quizás fue algo precipitado, pero apoyé mi cabeza sobre su hombro. Noté un pequeño estado de nervios por su parte, pero poco a poco se le fue pasando. Cerré mis ojos y dormí durante horas.

Desperté por un ruido y me vi ya en la noche. Me levanté y me colgué la mochila para después salir corriendo. Cuando ya estuve en mi casa, saqué las cosas de la mochila, y entre las páginas del libro, había una pequeña nota.

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⏰ Última actualización: Apr 05, 2021 ⏰

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El árbol de los sentimientos. #Wattys2016 [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora