Capítulo I.

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Capítulo 1.
Diciembre 23, 1969.

Era víspera de navidad, hacía mucho frío, y yo me encontraba sola, resguardándome inútilmente en un callejón sin salida.
Mis padres me habían abandonado en cuanto supieron que yo era una mutante.
Aún recuerdo sus palabras... Sus crueles y agrias palabras.

"ー¡Eres un monstruo! Tú, maldita bastarda malnacida, eres una abominación, un error de la naturaleza. ¡Márchate! ¡Márchate de mi casa antes de que ponga fin a tu patética existencia con mis propias manos! ーsu rubio y hermoso cabello seguía intacto, como si nunca se hubiese esforzado por gritarme. Me miró asqueada, sin ningún atisbo de arrepentimiento asomándose por sus ojos. Supe que mi estancia aquí había terminado, de lo materialista y vacía que fue mi vida en este lugar.

Con lágrimas en los ojos, empuñé mis manos y el fuego ardió en mi interior.
Observé coléricamente el crucifijo colgado en la pared, y entonces perdí el control.

ーDime, Marilyn, ¿Dónde está tu Dios? ーpregunté serenamente.

ー¿De qué estás hablando, maldita escoria de Lucifer? ーrespondió la bella mujer, con aparente duda en su verdoso mirar.

ー¡Tú Dios no está aquí, Marilyn! Él no va a escuchar tus plegarias.

Mi cuerpo se encendió en flameantes llamas azules, mis ojos se enblanquecieron. Era la viva imagen de los más profundos y hórridos temores de mi madre.

Con resentimiento, ira y dolor, arrojé una llamarada hacia su rostro, hacia cualquier punto de la casa.

Marilyn gritaba aterrorizada, retorciéndose en el suelo por el ardor que se expandía a lo largo y ancho de su cutis.

Pronto el hogar se vio sumergido en llamas, quemándose cada objeto valioso que esta familia cuidaba con recelo.

Al salir de mi trance hipnótico, fui testigo de mi propio desastre.
Odiándome a mí misma por lo que causé, me fui corriendo de allí, sosteniendo el medallón que hace mucho mi abuela me había regalado.
Sin rumbo fijo, me adentré a las níveas calles de la ciudad, exhalando el aire frío por mi boca.
Mis piernas estaban cansadas, adoloridas, y mis ojos empezaron a fallarme mientras corría. Luego, todo lo que pude recordar fue mi cuerpo impactando fuertemente en el duro concreto."

Celestica || Charles XavierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora